Dos jóvenes empleados de una contratista de una empresa de televisión satelital presentaron ante la Dirección de Asuntos Internos de la policía local una denuncia por detención arbitraria y abuso de autoridad en contra de el jefe y dos oficiales de la comisaría 11ª. Los muchachos, uno de ellos hijo de un agente de la fuerza, sostuvieron que fueron levantados mientras trabajaban en la zona sur de la ciudad, que les inventaron una causa y los ficharon, que fueron amenazados con un arma oficial y que tras dos horas de permanecer en la seccional de barrio Saladillo recuperaron la libertad.
Según la presentación hecha por Eliel Dorian F. y Alejandro Damián P., todo ocurrió el pasado 30 de noviembre cuando circulaban por Ayacucho al 6300 en un Fiat Uno de la empresa Kuma Internacional, contratista de Direct TV, realizando su trabajo de retiro de cartelería publicitaria para ser reemplazada por nuevas promociones. “Alrededor de las 22.50 ibamos en el auto de la empresa, que está identificado con logos de la misma, y con el uniforme del trabajo. Entonces un patrullero nos hizo señas de luces y tocó la sirena obligándonos a detener la marcha”, según el relato de Eliel en el inicio de lo que fueron dos horas de amargura y miedo.
En esas circunstancias, los jóvenes dijeron que del patrullero bajaron “tres policías uniformados” a uno de los cuales Eliel reconoció como “el subcomisario (Claudio) Centurión”, a quien dijo conocer. “Yo trabajaba en la animación de un boliche de la zona sur y agentes de la 11ª hacen allí adicionales”, dijo el joven. Además, Alejandro también conoce al titular de la seccional ya que su padre es policía (ver aparte). Tras ello, los agentes “requisaron todo el auto, la mochila que llevábamos adentro y no encontraron nada extraño”, sostuvo Eliel.
Cuando los trabajadores le preguntaron a los policías por qué los habían detenido, recibieron como respuesta que debían ser trasladados a la comisaría en “averiguación de antecedentes”. Sin oponer resistencia, los muchachos siguieron al patrullero en el vehículo de la empresa, al cual había subido para acompañarlos uno de los agentes que participaron del operativo.
El jefe y dos más. Una vez en la seccional, los muchachos fueron ubicados en un “pasillo central, pasando la guardia”, donde después de unos 10 minutos “apareció una señora vestida de civil vestida con un jean y una remera de color azul que se dirigió amenazante a Eliel. “Vos fuiste el cara de verga que me amenazó”, le dijo la mujer policía al joven denunciante sin explicar cuando y cómo había ocurrido esa presunta amenaza. Tras ello, sostuvo el trabajador, “sacó un arma de fuego de la cintura y me apuntó”.
Después de que la mujer ingresara al despacho del subcomisario Centurión, el que apareció en escena fue un muchacho al que Eliel identificó como “Garay, que es sumariante porque me ha tomado denuncias en otras oportunidades” y éste se dirigió al otro detenido, Alejandro, al que le espetó: “Pendejo, decile a tu viejo que deje de llamar por teléfono, que no lo voy a atender porque ustedes están acá por las cagadas que se mandó tu viejo”. Al respecto, Alejandro manifestó que su papá es policía y que apenas llegaron a la seccional pudo comunicarse con él para imponerlo de lo que estaba pasando.
Amenazados.
No contento con ello, y ante las preguntas de los muchachos sobre el motivo de la detención, el oficial al que los denunciantes identificaron como Garay les dijo que se callaran la boca, lo que habría sido escuchado por el comisario Centurión desde su oficina. “El gritó que nos callemos porque sino nos ponía la pistola en la boca”, recordó Eliel en su denuncia.
Una hora más tarde, el subcomisario Centurión salió de su despacho y “le ordenó al oficial de guardia que preparara dos juegos de fichas”, dijeron los denunciantes. Tras ello se retiró de la comisaría. En tanto, los jóvenes fueron fichados (es decir que le iniciaron una causa) y ante su pregunta de por qué, sólo recibieron como respuesta “por orden del jefe”.
Finalmente, Eliel dijo que tuvo que firmar una declaración que no pudo leer y que lo hizo “para poder irnos” de la comisaría. A todo esto ya era cerca de la 1 de la mañana del 1º de diciembre y los muchachos dejaron la seccional sin saber de qué quedaron acusados y sin ser revisados por un médico policial que pudiera acreditar si sufrieron algún tipo de apremios. “Hicimos la denuncia porque me pareció un verdadero abuso de la policía y porque tengo temor de que nos vuelvan a hacer lo mismo”, contó Alejandro a este diario.
Fuente: UTRAPOL
"Inocentes hasta que se demuestre lo contrario", es la polìtica de este blog. Seguiremos atentamente el desarrollo de lo denunciado en Asuntos Internos. Comentado y publicado por Miguel...