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sábado, 5 de mayo de 2012

"UN POCO DE HISTORIA"...Extracto del discurso de Hitler ante dos millones de trabajadores el 1 de Mayo de 1933


Extracto del discurso de Hitler ante dos millones de trabajadores el 1 de Mayo de 1933

Espantosa es la miseria que el pueblo alemán tiene tras si. Y no porque haya faltado la diligencia, ¡no! Millones de nuestro pueblo siguen trabajando como antes, millones de campesinos marchan tras el arado como antes, millones de obreros trabajan en el torno de banco, ante el retumbante yunque. ¡Millones de nuestro pueblo trabajan y otros millones anhelan trabajar, más no pueden! Decenas de millares ponen fin voluntariamente a una existencia que para ellos no parece contener más que dolores y miseria. Lo truecan por el otro mundo donde esperan encontrar más y mejores cosas que en la tierra. Tremenda es la desgracia que ha venido a buscarnos, dejando en todas partes el abatimiento y hasta la desesperación. Y nosotros nos preguntamos ¿por qué?

Es una crisis política. El pueblo alemán está en vías de decaimiento, todas sus fuerzas vitales las necesita para la lucha interior. La confianza en la fuerza de la propia voluntad, la propia fuerza, ha desaparecido. Millones dirigen la mirada hacia el resto del mundo con la esperanza de recibir de allá dicha y la salvación. El pueblo decae y en este decaimiento desaparece su fuerza vital, la fuerza para la afirmación de la vida. Los resultados de esta lucha de clases lo vemos alrededor de nosotros y debajo de nosotros y queremos aprender de ellos, pues una cosa hemos reconocido como primera presuposición para el restablecimiento de nuestro pueblo: ¡El pueblo alemán ha de volver a conocerse mutuamente!

Los millones de hombres divididos en profesiones, separados en clases artificiales, que, atacados de presunciones profesionales y locura de clases, no pueden comprenderse unos a otros, tienen que encontrar el camino de unos a otros. Una tarea extraordinaria, poderosa, ¡lo sabemos!. Cuando la locura ha sido defendida y predicada como idea política por espacio de 70 años, cuando la destrucción de la solidaridad popular ha sido casi una ley política 70 años seguidos, es difícil, sumamente difícil, querer cambiar el sentido de los hombres de un golpe. Sin embargo, no debemos desanimarnos ni desesperar. Lo que construyeron las manos del hombre, pueden derribarlo las manos del hombre, lo que inventó en un tiempo la insensatez humana, puede vencerlo y rehacerlo de nuevo una prudente sensatez.

Sabemos que este proceso de encontrarse unos a otros y comprenderse mutuamente no es cuestión de semanas o meses, ni siquiera de unos pocos años. Tenemos, empero, la inquebrantable voluntad de cumplir esta misión ante el pueblo alemán, estamos resueltos a conducir a los alemanes unos a otros, hasta empleando la fuerza si necesario fuese.
He aquí el sentido del 1 de mayo que a partir de hoy ha de ser celebrado en Alemania a través de los siglos, que en el día de hoy se encuentren unos a otros cuantos actúan en el gran engranaje de nuestra labor creadora nacional, y que una vez al año se estrechen las manos convencidos de que nada puede hacerse en tanto no contribuyan todos a la realización de esta labor. Y así, hemos elegido como lema de este día la máxima siguiente:

¡Honrad el trabajo y respetad al obrero!

Para millones es hoy difícil volverse a encontrar por sobre el odio y los errores procreados artificialmente en tiempos pasados. Hay un credo que nos permite recorrer fácilmente este camino. Que trabaje quien quiera y donde quiera, mas no puede ni debe olvidar que su compañero, el que cumple su deber lo mismo que él, es indispensable, que la nación no existe por el trabajo de un gobierno, de una clase determinada o por obra de su inteligencia, sino que solo vive por el trabajo común de todos. Si millones creen poder sacar de la naturaleza del trabajo una deducción acerca de la dignidad de su portador, se encuentran en un amargo error. Hay decenas de millares entre nosotros que quieren hacer depender el respeto al individuo de la clase de trabajo que éste hace. ¡No! Lo decisivo no ha de ser lo que él crea o hace, sino como lo hace. Que entre nosotros hay millones que trabajan año por año, sin la esperanza de adquirir jamás riquezas digo más, sin ganar lo suficiente para llevar una vida sin apuros, no ha de ser motivo para los demás para no creerse dignos de ellos, pues solo su idealismo y abnegación son los que permiten y facilitan el ser y la vida de la colectividad. ¡Desgraciados de nosotros si llegase a desaparecer este idealismo en nuestro pueblo y el valor de los hombres se quisiera medir únicamente por los bienes terrenales que le ha deparado la suerte! El valor de nuestro pueblo no sería ya entonces tan grande ni su existencia tan larga.

No es útil el explicar al obrero su importancia, el demostrar al campesino la necesidad de su existencia, el ir al intelectual, al trabajador mental para hacerles ver la importancia de su cometido y de su labor. Lo necesario es enseñar a cada clase social la importancia de la otra. Y así es preciso que vayamos a las ciudades a proclamar y anunciar la necesidad y la esencia del campesino alemán, que salgamos al campo  y vayamos en busca de nuestra intelectualidad para hacerle ver la importancia de los obreros y trabajadores alemanes. Vamos a ver al obrero y al campesino para enseñarles que sin la inteligencia alemana no hay vida alemana; que todos juntos deben formar una gran comunidad: inteligencia, frente y puño, obreros, campesinos y ciudadanos.

El 1 de mayo ha de transmitir al mismo tiempo al pueblo alemán el reconocimiento de que: la aplicación y el trabajo solos no crean la vida si no se desposan con la fuerza y la voluntad de un pueblo. Aplicación y trabajo, fuerza y voluntad, actuando conjuntamente, solo cuando detrás del trabajo se levante el puño fuerte de la nación para proteger y amparar, puede venir la verdadera bendición.

Hay más, este día ha de hacerle comprender al pueblo alemán: ¡Pueblo alemán! Serás fuerte cuando seas uno, cuando hayas arrancado de tu corazón tus discordias y el espíritu de lucha de clases. Podrás poner detrás de tu trabajo una fuerza inaudita cuando enlaces tu trabajo con la voluntad de vivir de todo tu nacionalismo.

Tenemos la firme resolución de que todo alemán, sea quien sea, rico o pobre, hijo de sabios o de obreros de fábrica, vaya una ve en su vida al trabajo manual para conocerlo, para que algún día pueda mandar aquí con más facilidad por haber aprendido ya antes a obedecer. No pensamos en eliminar el marxismo únicamente por fuera, exteriormente; estamos resueltos a privarlo de las presuposiciones. Queremos ahorrar los trastornos mentales a las generaciones que vienen detrás de nosotros.

Los trabajadores de la cabeza y de la mano no deben estar nunca unos contra otros. Por esta razón, exterminamos la soberbia y la presunción que se apoderan tan fácilmente del individuo y le hacen ver con desprecio a los camaradas que "solo" trabajan en el torno de banco, junto a la máquina o detrás del arado. Pero no basta que cada alemán conozca esta clase de trabajo, precisa también que el obrero manual sepa, a su vez, que también hay necesidad del trabajo mental. También a él hay que hacerle ver que nadie tiene derecho a menospreciar a los demás y creerse superior a ellos, sino que todo el mundo debe estar preparado para la gran comunidad.

En este año realizaremos por primera vez esta gran idea ética que enlazamos con el servicio de trabajo obligatorio. Y sabemos que algún día, cuando hayan transcurrido 40 años, habrá experimentado la palabra trabajo manual para millones de seres humanos la misma transformación que sufrió en un tiempo el concepto de lansquenete, en cuyo lugar hubo de ponerse el soldado alemán.

Otra de las grandes misiones que pensamos llevar a la práctica en este año es la liberación de la iniciativa creadora de los fatales influjos de los acuerdos de mayoría. No solo en el Parlamento, no, también en la economía. Sabemos que nuestra economía no podrá prosperar en tanto no se encuentre una síntesis entre la libertad del espíritu creador y el deber con respeto del pueblo todo. Nuestra misión consistirá asimismo, por tanto, en conceder a los tratados la importancia que les corresponde. El hombre no vive para los tratados y contratos, sino que estos existen para facilitar la vida del hombre. Finalmente harémos este año todos los esfuerzos posibles para recorrer la primera etapa del camino de una administración económica orgánica, partiendo del reconocimiento fundamental de que: "No hay encumbramiento que no empiece en la raíz de la vida nacional y económica, en el campesino". De aquí parte el camino que conduce al obrero y finalmente a la inteligencia.

De aquí nace otra nueva tarea: la eliminación de la falta de trabajo procurando ocupación a los que no la tienen. La procuración de trabajo la dividimos en dos grupos. Primeramente la procuración del trabajo privado. Aquí emprenderemos este año una gran obra, la referente a la restauración de los edificios y casas alemanas para que centenares de millares tengan trabajo. En este momento y en este sitio vamos a apelar por primera vez al pueblo diciéndole : ¡Alemanes! No creáis que el problema de la procuración de trabajo se va a resolver en las estrellas. Vosotros tenéis también que ayudar y contribuir a su solución. Tenéis por confianza y prudencia que hacer lo que pueda dar trabajo. Cada uno tiene el deber personal de no vacilar en la creación de lo que necesita, de no esperar para mandar hacer lo que alguna vez tiene que mandar hacer. Cada empresario, cada propietario de casa, cada hombre de negocios, cada particular, tiene la obligación de acordarse del trabajo alemán. Si el mundo propala hoy falsas afirmaciones contra nosotros, si se proscribe el trabajo alemán, debemos esperar que el alemán se haga cargo él mismo de su trabajo.

¡Queremos trabajar y trabajaremos! Todo depende al fin del pueblo alemán mismo, de vosotros, de la confianza que tengáis en nosotros, depende de la fuerza con que os confeséis partidarios del Estado Nacional. Únicamente cuando todos seáis unos en la voluntad de salvar Alemania podrá encontrar el ciudadanos alemán su salvación de su patria. 

¡Camaradas alemanes! Si el mundo está así contra nosotros, con tanta mayor razón debemos formar una unidad, con tanta mayor razón debemos asegurarle: ¡Podéis hacer lo que queráis! ¡Pero nunca nos doblegaréis, jamás nos obligaréis a reconocer un yugo! ¡El llamamiento a igualdad de derechos no lo apartaréis de nuestro pueblo! El pueblo alemán ha vuelto en si. ¡No tolerará en su seno a quienes no estén por Alemania! ¡Queremos merecer honradamente el nuevo encumbramiento de la nación por medio de nuestra aplicación, de nuestra perseverancia, de nuestra inconmovible voluntad! No imploramos del Omnipotente: "Señor, hacednos libres". Queremos ser activos, trabajar, tratarnos como hermanos, luchar juntos, para que algún día llegue la hora en que podamos presentarnos ante el Señor y podamos decirle: "Señor, ya ves, nos hemos cambiado". El pueblo alemán no es ya el pueblo sin honra, de la desvergüenza, de la anarquía, de la pusilanimidad  de la incredulidad. No, Señor, el pueblo alemán es ya otra vez fuerte en su voluntad, fuerte en su perseverancia, fuerte para sobrellevar todo sacrificio. 

Semblanza de Hitler segun Joachim Fest


Hace poco comenté que se había publicado en edición de bolsillo la biografía de Toland. Fue un error. El libro publicado ha sido la biografía de Fest. Pido disculpas por ello.La portada como vemos, es espantosa. Con la cantidad de fotos de Hitler que existen tan buenas.

Un capitulo entero de la biografía de Fest está dedicado a hacer una semblanza de Hitler que, ciertamente, deja mucho que desear. En muchas ocasiones Fest se deja llevar por extrañas conclusiones sexuales. 

Fest considera que Hitler no era un amante de la música, "equivocadamente creía ser un amante de la música, pero en realidad significaba muy poco para él" llega a decir. La razón es porque a Hitler no le gustaba la música sinfónica o de cámara. Pero ¿es indispensable que te guste toda la música para poder afirmar que te gusta la música? Personalmente me parece una estupidez su argumento. Es de sobra conocido que Hitler no podía vivir sin música y que ésta desempeñó un papel muy importante en su vida desde niño. Y conocida es su gran colección de discos. Como la mayoría de los biógrafos, Fest incurre en contradicciones porque un poco más adelante pone en boca de Hitler "Sí, estoy muy solo, pero me consuelan los niños y la música".  Bueno, si no eres amante de la música, difícilmente puedes consolarte con la música.

Pero eso no es todo. Después Fest se supera a si mismo y llega a afirmar que Hitler apenas leía " y que a su alrededor solo toleraba la presencia de admiradores o de quienes contestaban a todo con un sí". Bueno, no se si es necesario recordar lo mucho que leyó Hitler durante toda su vida. De hecho, es imposible imaginarse a Hitler sin libros. He intentado buscar un contexto a la afirmación de Fest y no lo encuentro. Decir que Hitler no leía es como decir que no tenía bigote. Un absurdo.

Otra obsesión de Fest en su obra es la sexualidad. Así pues, cuando nos habla del círculo de Hitler dice que "una parte del acompañamiento lo constituían efebos -según un observador- de cabellos ligeramente rizados, ordinarios, toscos, con gestos afeminados". Esta afirmación parece indicar que Hitler tenía inclinaciones homosexuales. Como sabemos, no es la primera vez que se habla del asunto. En su momento ya traté este tema en este post. En todo caso, me parece una estupidez decir que Hitler estaba rodeado de efebos puesto que sabemos que no es verdad. A no ser que Fest considere efebos al fotógrafo Hoffmann o al doctor Morell. Seguro que los miembros de las SS eran jóvenes y efebos, perfectos miembros de la raza aria, pero el personal de escolta de Hitler nunca intimó con él.

Fest afirma que "todos los informes y recuerdos que poseemos de quienes le rodeaban no nos ayudan a conocer mejor al Führer. Según él Hitler ocultaba "bajo una máscara su total falta de personalidad, en una escenificación cuyos resortes dominaba de manera magistral, como todos los testimonios coinciden en reconocer". No estoy de acuerdo con esta afirmación. Básicamente porque existen muchos testimonios de personas que convivieron con Hitler, y estos testimonios, son la base del conocimiento que tenemos sobre Hitler. Un poco más adelante Fest afirma que "no han quedado anécdotas sobre Hitler". Tenemos mil anécdotas sobre Hitler. En este blog se han publicado muchas.


Otro aspecto que resalta Fest es la supuesta obsesión de Hitler con la muerte. Al parecer Hitler escribió una carta en julio de 1928 en la que Hitler decía que contaba ya con treinta y nueve años de forma que "en el mejor de los casos, solo me quedan unos veinte años aprovechables" para cumplir sus trascendental misión. "El tiempo empuja. No me queda mucha vida por delante... Debo poner los cimientos sobre los que puedan seguir construyendo los otros. Yo ya no veré terminada la obra".

"Se servía de un aparato policíaco y de las sopas de harina. No fumaba, no bebía, evitaba incluso el café o el té, contentándose, en su lugar, con inocuas infusiones de hierbas medicinales. En los años posteriores, por influencia de su médico personal, el profesor Morell, recayó en el vicio de los medicamentos; constantemente tomaba remedios o, por lo menos, tenía pastillas disolviéndose en la boca. Se observaba a si mismo con una preocupación de hipocondríaco. Unos simples espasmos de estómago los consideraba como un inmediato síntoma de cáncer. Cuando, durante la primavera de 1932, en el transcurso de la campaña electoral para la reelección de presidente del Reich, uno de sus correligionarios le visitó en el hotel donde se hospedaba, le manifestó, sin dejar de comer su plato de sopa de verduras, que no podía esperar demasiado tiempo; 'no puedo perder ni un solo año, tengo que estar en el poder cuanto antes, con el fin de llevar a cabo misiones gigantescas en el plazo de vida que todavía me resta. ¡Es preciso, es preciso!' Numerosas manifestaciones hechas en años posteriores, incluso algunos discursos aislados, contienen referencias similares. En el círculo íntimo del Führer, observaciones tales como 'ya no me queda demasiado tiempo por delante' 'marcharnos pronto de aquí' o 'pocos años de vida' se convirtieron en frases hechas, constantemente utilizadas".

Sin embargo, Fest no cita fuente. Así que no podemos fiarnos de estas declaraciones de Hitler.

En muchas ocasiones he mencionado la biografía de Fest. Es indudable que ocupa un peso pesado entre los biógrafos de Hitler. A mi se me antoja menos malicioso de Kershaw. Pero lamentablemente creo que Fest en ocasiones divaga con pensamientos de tipo sexual o psicológicos que dejan mucho que desear.

"Hitler, Joachim Fest, Una biografía" Planeta.



Publicado por Miguel...


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