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martes, 21 de octubre de 2014

" PARECE QUE EL PUEBLO NO QUIERE SABER DE QUE SE TRATA"...parece que el pueblo argentino no quiere ser libre...parece que el pueblo argentino es sordo, ciego y mudo...

EL MIEDO AL QUE NADIE PARECE TEMERLE

Por: Carlos Mira
En los últimos días la sociedad ha asistido a diferentes acusaciones sobre el miedo. La presidente ha dicho que la oposición quiere “asustar para ajustar”, haciendo uso, una vez más, de uno de esos slogans a los que recurre permanentemente y que uno nunca sabe si son de su propia creación o surgen de un equipo que, trabajando a sueldo de la sociedad, está permanentemente pensándolos, en la creencia de que la realidad puede moldearse a partir de dichos ingeniosos.
Con esa frase la Sra de Kirchner pareció imputar un ánimo “terrorista” (en el sentido de querer producir terror) a todos aquellos que advierten sobre el notable deterioro de cualquiera de las variables económicas que uno quiera mirar. El criterio de la presidente es que esas prevenciones son las advertencias que preparan el terreno para un “ajuste”, entendido éste no como debería ser -esto es la tarea consistente en poner las cosas en su lugar- sino como una condena a la recesión y al enfriamiento económico, olvidando la formidable recesión a las que su propio modelo está sometiendo a la economía ahora mismo, sin esperar a ningún cambio de gobierno.
Del otro lado es la oposición la que dice que es el gobierno el que quiere “asustar” queriendo convencer a la gente de que si no ganan ellos las próximas elecciones, todos los llamados “beneficios sociales” se van a perder.
Se trata de acusaciones múltiples y cruzadas que se disputan el miedo y que intentan explotarlo electoralmente.
Pero en esta guerra de temores hay uno cuya ausencia preocupa. Ese miedo, de hecho, hace rato que debió hacerse presente en la población, en la sociedad argentina. Las condiciones de hecho para que se materializara están vigentes desde hace rato y, sin embargo, no aparece por lo menos en las dimensiones que debería. Se trata del miedo a perder la libertad; la libertad individual, los derechos civiles esenciales por los que el mundo moderno luchó 4000 años y cuya conquista -hace más o menos 400- permitió que la humanidad tomara los caminos de evolución que hoy le conocemos y que damos por descontados.
El gobierno iniciado en 2003 se ha manifestado ostensiblemente como una amenaza progresiva a esas libertades; como un movimiento cuyo objetivo final es la derogación de hecho de la Constitución, tanto en su texto como, fundamentalmente, en su espíritu. Las muestras dadas en esa dirección son incontrastables.
Sin embargo la sociedad parece tenerle más miedo a perder un plan que a perder la vida libre. En esa notoria anomalía deben encontrase las razones de gran parte de los problemas que padecemos; aun de aquellos problemas que, los preocupados por perder un plan, creen que se van a resolver por el mantenimiento de esos planes.
La sociedad argentina no ha aceptado por completo el desafío de la libertad. La libertad es eso: un desafío. Y hay que sentirse cómodo con él para que, desde su goce, los pueblos mejoren su nivel de vida, la sensación de igualdad se materialice y la afluencia económica permita el desarrollo de la ciencia, de la cultura, de las artes y ese círculo virtuoso retroalimente el espíritu de innovación y de progreso que genere una nueva vuelta a la espiral de la abundancia.
La sociedad argentina no se ha sentido cómoda con la libertad; no echa de menos su falta y muchas veces ha demostrado sentir un entrañable confort con la concentración del poder y con la existencia de un “comandante” todopoderoso que “guíe” los destinos del pueblo. Nunca fue partidaria del mágico orden anárquico de la libertad: siempre le temió más a la anarquía que al despotismo.
En consecuencia, cada vez que se van conformando los ingredientes de un poder omnímodo y gradualmente se van alineando los planetas de una formidable concentración del mando, los argentinos no lo perciben como un problema, no se asustan, no temen, no reaccionan.
Sobre ese no-temor se han construido los regímenes de los cuales el kirchnerismo es parte. En estas últimas manifestaciones de “temores cruzados” nadie ha salido a plantear el miedo a perder la libertad. A veces parecería que la sociedad le tiene más miedo a la libertad que a su pérdida.
La renuncia incomprensible de vastos sectores sociales a manifestarse públicamente sobre este temor da una imagen de la pusilanimidad y, al mismo tiempo, de la real medida que la libertad parece tener en la vida argentina.
Ya hemos comentado en este mismo lugar hace unos días la impresentable campaña mediática de CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) haciendo gala de que, gracias a su intervención, un millón de PYMES se han puesto a salvo de la ley de abastecimiento como si hacer lobby para que no se cometa un asesinato contra alguien convirtiera en lícito al crimen.
Resulta francamente desalentador llegar a estas comprobaciones. ¿Qué otra cosa más que un triste territorio de miserias será la Argentina si sus ciudadanos no temen la falta de libertad y no se preocupan porque una fuerza omnímoda concentre todo el poder?
Son las rendijas de temores menores y acusaciones bajas las que dejan ver la falta del temor principal. Detrás de la guerra cruzada por sustos imputables a unos y a otros, subyace el verdadero miedo: el que nos lleve definitivamente a concluir que a los argentinos no les importa perder la libertad y que el grito sagrado del himno podría haber sido cualquier otro menos el que Vicente López llamó “libertad, libertad, libertad…”...Fuente:...ADRIBOSCH'S BLOG

" PARECE QUE EL PUEBLO NO QUIERE SABER DE QUE SE TRATA"...parece que el pueblo argentino no quiere ser libre...parece que el pueblo argentino es sordo, ciego y mudo...Titulado,comentado y publicado por Miguel...

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