"LA TRATA DE PERSONAS Y LAS CHICAS DE LA TERMINAL"...Santa Fe...Las chicas de la terminal, las que trabajan sin aprietes, se confiesan..."No nos rescataron, no estamos secuestradas, solo que no queremos PAGAR COIMAS"...

Detenidas en los inmuebles allanados el jueves defendieron su lugar de trabajo. “A nosotras no nos rescataron porque no estamos secuestradas. Deberían ir a los prostíbulos, donde a las mujeres les sacan el 50% de la ganancia diaria”. APUNTAN A ANA VIGLIONE, LAMBERTO Y BONFATTI. (foto Marcelo Masuelli)
Por Laura Hintze

“El dinero es para nosotras, y eso es lo que molesta”, declaró Inés. La mujer, que decidió cambiar su nombre para proteger su identidad, es prostituta y a la vez una de las chicas que trabajaba en los inmuebles allanados el jueves pasado en la zona de la Terminal de Ómnibus. Ella y sus compañeras realizarán un acto hoy en la Sede de Gobernación para denunciar la “caza de brujas” que –aseguran– están soportando por un trabajo que realizan en forma independiente. Aseguraron, además, que las dos propiedades allanadas funcionaban como casas cooperativas: cada una de las ocupantes subalquilaba una pieza y no rendía cuentas a nadie de su ingreso diario. “Las políticas anti-trata van por lo fácil, persiguen a las trabajadoras sexuales y las excluyen de sus lugares de trabajo”, manifestaron. La secretaria general de Ammar, Georgina Orellano, sostuvo que los operativos, concretados por personal policial junto a funcionarios provinciales y judiciales, “muestran una clara línea de criminalización del trabajo sexual”.

Son al menos tres los inmuebles que un grupo de prostitutas organizadas en Rosario utilizan para trabajar. Están divididas en distintos turnos y así consiguen un tiempo libre para cuidar de sus hijos, sus casas e incluso tener días de franco. La modalidad de trabajo es simple: subalquilan por un monto fijo y diario una habitación. Hay, además, un fondo común a la que destinan parte de ese aporte y lo utilizan para comprar productos de limpieza, cremas, profilácticos, para lavar la ropa de cama y alguna emergencia que surja, como que alguna caiga enferma y no pueda trabajar algunos días. Dos de estos espacios, ubicados en la zona de la Terminal, fueron allanados el jueves por la tarde. El operativo fue llevado adelante por la Secretaría de Delitos Complejos, junto a reparticiones municipales y del Ministerio de Seguridad provincial. Luego del procedimiento, ocho mujeres y dos clientes fueron interrogados y luego liberados. Las trabajadoras sexuales, que prestaron declaración como presuntas víctimas de delito, afirmaron que el interrogatorio fue “humillante”. Al fin, sólo una mujer quedó detenida y así continúa hasta hoy (recuadro).

En ese marco, Orellano, titular de la Asociación de Mujeres Meretrices a nivel nacional, explicó que cuando las trabajadoras sexuales buscan organizarse de forma cooperativa no encuentran lugar para alquilar: no tienen ni las garantías ni los recibos de sueldo que exigen las inmobiliarias. Y cuando es a un dueño directo, éstos suelen aprovecharse y elevar el valor de la renta. “Por eso siempre hay terceros que dan una mano: clientes, amigas y otras prostitutas que pueden ser monotributistas”, describió. Y remarcó: “En la calle las compañeras están expuestas, a los robos, a la venta de droga, a la Policía. Rosario es una de las ciudades más peligrosas, precarias y liberadas para trabajar, por eso las mujeres se agrupan y subalquilan para trabajar. Esto no es proxenetismo, nadie se queda con un porcentaje de la ganancia diaria. El pago es un monto fijo independiente de cuánto trabaje una”.

“No nos rescataron”

“Nos trataron como a delincuentes”, recuerda Betty. La mujer tiene 38 años; es de República Dominicana pero hace siete años que va y viene entre Rosario y su país. Comenzó a ejercer la prostitución a los 34. Desde hace cinco meses, trabaja en una de las casas allanadas frente a la Terminal, donde funciona una de las cooperativas. Betty estaba trabajando cuando se concretó el allanamiento. Recuerda las armas y una sensación: estar a punto de desmayarse. Recuerda también que “hicieron que parezcamos unas delincuentes”. Betty tenía pensado estar en Rosario hasta junio. Era el tiempo suficiente para juntar la plata que necesita para volver y quedarse definitivamente en su país, con su hijo y sus padres.

Inés tiene 31 y también es de República Dominicana. Hace tres años vive en Rosario, el mismo tiempo que lleva en la cooperativa. Contó que vino a buscar algún trabajo y no consiguió. Nunca se prostituyó en la calle y no sabe qué va a hacer ahora que la casa donde funcionó la cooperativa quedó clausurada. “No damos coimas, somos una cooperativa. El dinero es para nosotras y eso molesta”, sentenció. “Crearon una pantalla. A nosotras no nos rescataron porque no estamos secuestradas. Deberían ir a los prostíbulos, buscar a las mujeres a las que les sacan el 50 por ciento de la ganancia diaria”.

“Estas mujeres son todas jefas de hogar entre 25 y 40 años y se quedaron sin trabajo. Ellas no han trabajado en la calle, no saben manejarse y entonces la alternativa a la cooperativa es el proxeneta, se las empuja a eso”, coincidió por su parte Michelle Mendoza, militante local de la diversidad sexual. “Nosotros estamos a favor de las políticas anti-trata y de la ley (por la ley Anti-Trata Nº 26842, sancionada en diciembre de 2012). Pero se manejan mal. Persiguen a las trabajadoras sexuales y las excluyen de sus puestos de trabajo porque es más fácil. Los proxenetas están arreglados; a ellos no los persiguen”, sostuvo.

Orellano hizo la misma distinción. “La lucha contra la trata las deja en el medio, sufren allanamientos compulsivos. Es una clara línea de criminalización del trabajo sexual”, concluyó.

“El abuso hacia nosotras es del Estado”

La forma de organizarse de quienes ocupaban los locales allanados el jueves no sólo facilita el trabajo a muchas mujeres, sino que crea lazos de compañerismo y solidaridad. Del monto diario que cada mujer paga por la habitación un porcentaje es para un fondo común que se destina para varios usos. Uno de ellos, ayudar a alguna compañera cuando lo necesite. Los casos fueron múltiples pero hay uno especial que resalta el valor de este grupo. La única detenida por estos allanamientos es una mujer de 34 años nacida en República Dominicana y madre de cuatro niños: tres viven acá, uno en su país. La mujer es la encargada de la cooperativa y su causa está caratulada como facilitamiento de la prostitución de personas mayores. Hace tres años que la mujer es la responsable: cobra a cada chica, cuida la plata, también trabaja. Sus compañeras la eligieron para esa tarea luego de que sobreviviera a un cáncer. Pasó la enfermedad cuidada y mantenida por sus compañeras. El acto de hoy será también por su liberación. “El abuso hacia nosotras es por parte del Estado, no de ella”, sentenciaron sus compañeras.

Fuente: El Ciudadano

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