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martes, 10 de marzo de 2015

"DOS MERCADERES MORTALES"...LA TRATA Y EL NARCOTRÁFICO...


La idea generalizada sobre las organizaciones criminales que captan, trasladan y explotan mujeres suele estar muy lejos de la realidad. ¿Cuáles son las etapas de esa compleja ingeniería? ¿Cómo someten a las víctimas?
Por:
  • Ana Inés Cabral
Parece haber un abismo entre la idea de la trata de personas y cómo funcionan efectivamente las redes criminales que explotan a mujeres y manejan un mercado millonario. La desaparición de Marita Verón se convirtió en un caso emblemático que ayudó a que este delito comenzara a visibilizarse cada vez más junto al entramado que hay detrás de estas organizaciones que buscan lucrar económicamente con mujeres en situación de vulnerabilidad. Lejos de ser improvisadas, suelen tener un claro y sólido esquema de funcionamiento que les permite operar con total impunidad, con conexiones policiales, judiciales y políticas locales, provinciales, nacionales e internacionales.
La captación
El engaño es uno de los elementos clave de la captación de las mujeres y esto puede ocurrir de dos maneras vinculadas a falsas ofertas laborales:ya sea respecto de las tareas que van a realizar en el lugar de destino o mediante las condiciones en que supuestamente van a realizarlas.
En el primer caso, suele tratarse de avisos que anuncian la búsqueda de mujeres para trabajar de niñeras, meseras o para el cuidado de enfermos pero que al llegar a la supuesta entrevista laboral se encuentran con un prostíbulo.
El otro engaño puede remitirse a las condiciones en que va a realizarse la actividad de la prostitución. “Muchas veces no les esconden que van a ir a un prostíbulo, pero les dicen que van a servir algunas copas, que después pueden elegir con quién pasar la noche y que ellas el dinero. A eso le agregan que el clima de trabajo es cordial, que van a contar con días de descanso, entre otros falsos detalles”, relató a Fiscales Marcelo Colombo, titular de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX).
Características comunes de las mujeres que son captadas
¿Son todas las mujeres proclives a caer en una red de trata? En realidad no. A mayor vulnerabilidad social, mayor es la facilidad del captador para engañarla.
Según Colombo, esta característica fue difícil de hacérsela entender a los jueces ya que, en muchos casos, “eran incapaces de ver la realidad desde los ojos desde la víctima, como si no tuvieran derecho a ser inocentes porque no tienen los recursos”, precisó el fiscal. El engaño se da, particularmente, sobre mujeres jóvenes, vulnerables y pobres. En ese contexto, las cifras de dinero ofrecidas suelen ser muy tentadoras.
Para las menores de edad, el sistema, la oferta y el propósito funciona exactamente igual que para aquellas que son mayores. Las cifras suelen tentar más fácilmente a mujeres de entre 15 y 16 años que analizan si continúan con sus estudios o si se insertan en el mercado laboral, ya que generan grandes expectativas (que luego nunca se terminan cumpliendo).
El traslado y la llegada a los prostíbulos
La rotación es otra característica estructural del sistema prostibulario ya que la mujer no tiene opción, sale de un local para ir a otro porque es del mismo dueño o está conectado por uno u otro motivo. “Hay víctimas que son traídas desde otra región en donde vivían en una de situación de explotación y son trasladadas de un prostíbulo a otro, donde se encuentran con un panorama similar a la que tenían”, describió Colombo.
Una vez allí, las reglas se basan en practicar de 10 a 15 servicios sexuales por noche, sin la posibilidad de rechazar a los prostituyentes y sin poder administrar el dinero. Además, les impiden tener relaciones sexuales por fuera de la red. “Estas características son individualizadas porque implican la existencia de una cosificación, el mismo sistema prostibulario les anula su autonomía”, destacó el titular de la Protex. Y agregó: “Existen multas por no querer cumplir un pase, por llegar tarde o porque no limpiaron el lugar”.
Una vez que las víctimas están dentro del sistema, empiezan a generar mecanismos de supervivencia y adaptación. En ese sentido, es muy factible que muchas mujeres, en una primera aproximación, no reconozcan que están siendo tratadas como cosas porque ya fueron acostumbradas a esa situación.
Aunque el sentido común indique lo contrario, las víctimas de trata no siempre están privadas de su libertad. Hay una diferencia entre “trata dura” y “trata blanda”. La primera tiene que ver con una situación de encierro, golpes y maltratos. La segunda se refiere a mujeres que ya están acostumbradas a esta opresión y que no lo perciben como un daño irreparable aunque, a la larga, termine siéndolo ya que el haber atravesado por el sistema prostibulario deja secuelas físicas y psicológicas imborrables.
“No necesariamente hay víctimas esposadas o encarceladas en estas redes”, aclaró Colombo, contra lo que muchos creen o imaginan. Muchas veces, es más fácil mantener en el tiempo una explotación si no va acompañada de violencia. Un tratante puede tener a alguien cautivo, amenazado o golpeado pero después de un tiempo esa persona se acostumbra a esa situación de explotación. Entonces, no se necesita ejercer indefinidamente la violencia porque hay un clima de miedo instalado.
Cómo son los roles de los miembros de las redes
Para que funcione un prostíbulo, debe existir un marco social que naturalice su funcionamiento y que los considere lugares de “diversión inocente”.
Dentro de las redes, hay roles claros: el proxeneta o la madama que, generalmente, se encuentran atrás del mostrador y son quienes administran el dinero y las reglas. También, están los sostenedores, que llaman por teléfono para ver cómo marcha el “negocio”. En estos casos, suelen ser tres o cuatro personas y pueden pasar de a ratos para controlar el funcionamiento y la recaudación.
Colombo resaltó que en las investigaciones judiciales contar con acceso a las escuchas telefónicas de los prostíbulos durante 15 o 20 días fue significativo, ya que arroja una buena radiografía del lugar y sobre cómo es su funcionamiento.
Finalmente, existe un elemento clave: el sistema de connivencia. “Hay que tener claro que el hecho de que no haya controles policiales o de inspecciones municipales garantiza la impunidad. Y eso es también una manera de administrar este negocio ilegal”, señaló Colombo.
Denuncias
La violencia es otra característica estructural del sistema prostibulario. Hay factores que determinan que las mujeres puedan salir de este clima de miedo. El 90% de las mujeres que están esclavizadas en algún momento mencionaron haber sufrido violencia o haber sido violadas.
Las denuncias surgen cuando algo hace "click" en las víctimas, ya sea porque el castigo fue superior al que siempre tenían, porque pasaron de la amenaza al golpe o porque le amenazaron a un familiar.
En esa instancia, las denuncias llegan a través de las víctimas o de manera anónima. Según Colombo, en ese momento, "generalmente se realiza un rastrillaje por la base de datos para ver si hay antecedentes. Si los hay, los analizamos en conjunto, y se trata de ver las declaraciones vinculadas a esos antecedentes y se los cruza con la base de datos financieras y el registro de propiedad del inmueble para ver cómo está compuesto el patrimonio de esa persona”. El titular de la Protex detalló el trabajo que realizan en la procuraduría especializada. Y agregó: “Si vemos que es un caso de trata y nos parece que es más grande, ampliamos más la investigación preliminar y le damos una intervención a Gendarmería, por ejemplo, para que verifique y observe el lugar. Si se comprueba que es un prostíbulo, denunciamos en la justicia y muchas veces pedimos la intervención de las líneas telefónicas para ver el cuadro completo”.
El fiscal recordó que existen complicidades sobre las cuales hay que seguir avanzando, como las políticas, que muchas veces están vinculadas con el poder judicial y que impiden una mayor celeridad para la resolución de estos casos, y las policiales. Sin esas connivencias, las redes de trata no podrían desplegarse.

El norte argentino, entre el narcotráfico y las redes de trata

eduardo felner

El asesinato de jóvenes en San Pedro (Jujuy) es un ejemplo del perverso entramado que vincula la prostitución, las drogas y el poder político. Actualmente existen 1500 pistas clandestinas en la frontera con Bolivia. Un flagelo que no para de crecer
El norte argentino se ha constituido en una región donde la trata de personas y el narcotráfico se conjugan entre sí, ge­ne­rando zonas liberadas para el accionar de bandas delictivas vinculadas a las distintas policías provinciales y nacionales.
En ese marco, la provincia de Jujuy se ha vuelto una región de tránsito para el ingreso de droga al país. Existen ciudades donde la actividad ilegal es digitada desde las mismas fuerzas de seguridad.
Durante los últimos meses, una serie de denuncias recayeron sobre la policía de San Pedro, uno de los distritos jujeños indicados como una de las principales rutas de la droga. Según consta en varias presentaciones judiciales, allí los efectivos someten a los jóvenes de barrios periféricos obligándolos a hacer de “mulas” fronterizas, es decir pasar droga de Bolivia a Argentina y viceversa. 
El hecho tomó relevancia mediática luego de que varios jóvenes del lugar fueran torturados, y en varios casos asesinados, por efectivos  policiales. De hecho, el caso más resonante fue el de  la muerte de Martín Gómez, un joven de 28 años apodado “Sonrisa”, quien luego de haberse rehabilitado de su adicción al paco se había negado a “trabajar” para la policía, decisión que le costó una decena de detenciones con torturas incluidas. Finalmente terminó muerto por “asfixia” (además de registrar varios golpes en su cuerpo)  en un ventiluz de la casa de un policía jujeño.
En ese marco, tanto el gobierno provincial de Eduardo Felner se ha mantenido impotente a la probl­emática del narcotráfico Jujuy, sin siquiera reconocer el flagelo que viene en franco crecimiento.
Por otra parte, los diputados nacionales de la Unión Cívica Radical,  Juan Pedro Tunessi y Ricardo Alfonsín denunciaron ante la Cámara Federal salteña la falta de recursos y la falta de atención de las causas de narcotráfico.

El caso tucumano
Tucumán es una de las provincias donde más se han desarrollado las bandas delictivas, lo que genera decenas de muertos y desaparecidos, en una problemática que posee una relación indisimulable con los estamentos del poder estatal.
Luego de la absolución de todos los acusados por el secuestro y la desaparición de Marita Verón , el entramado entre las redes de trata, el narcotráfico y el poder político quedó al descubierto.
La provincia gobernada por el kirchnerista José Alperovich viene permitiendo el accionar y desarrollo de las mafias. El caso Verón fue emblemático, ya que  Rubén “La Chancha” Alé, uno de los empresarios tucumanos conocidos por manejar el negocio del juego, las drogas y la trata de personas, fue uno de los acusados que quedó en libertad, pese a existir varios testimonios que lo señalaban como el dueño de los cabarets donde se la vio a Marita Verón. Incluso algunas declaraciones que constan en la causa indican que la joven tucumana fue secuestrada en uno de los  autos de la flota de remiss de la compañía de “la chancha”.
Como adelantó Hoy en ediciones anteriores, la “Chancha” Alé  tiene un pasado de años vinculado al Partido Justicialista tucumano, principalmente en momentos en que Alperovich era ministro de Gobierno.
La relación del poder político con la familia Alé viene de la década del ’90, y se incrementó en la época del gobernador Julio Miranda (-), cuando Alperovich era ministro de Economía.  De hecho, y según denunciaron desde la publicación tucumana “Contrapunto” a este medio, en los saqueos de 2001 Alé ponía los remisses con gente armada a disposición del gobierno tucumano para evitar que se llevaran a cabo los saqueos a los supermercados.
En aquel momento Alperovich era uno de los principales dirigentes  que digitaba el gobierno y encargado de resguardar los intereses económicos de las empresas que podían verse afectadas por la crisis, principalmente en lo referente a los saqueos. 
El colador fronterizo
Según estiman relevamientos extraoficiales, en el norte del país existen alrededor de 1500 pistas clandestinas por donde ingresan alrededor de 120 aeronaves diarias que pueden llegar a transportar hasta 600 kg de droga por viaje. Argentina tiene alrededor de 750 pasos clandestinos con Bolivia y alrededor de 60 pasos clandestinos con el Paraguay.
La Justicia al pie de la impunidad
Dentro de la complicidad estatal también opera la Justicia. En la causa de Marita Verón quedó demostrado, luego de que los jueces absolvieran a todos de los acusados. El rol que aquí jugo el gobernador K José Alperovich no fue ingenuo, ya que cuando asumió en 2003 derogó el Consejo de la Magistratura, y todos los jueces y fiscales que ingresaron en los últimos nueve años entraron por el gran operador que él tiene en la Justicia, que es el ministro de Gobierno, Edmundo Pirincho Jiménez.
Cuando el ámbito público es sinónimo de peligro
Por Luis Vicat (*)
Especial para Hoy

Vemos que el fenómeno de la inseguridad, desde la percepción social -lo que percibe la gente- está aumentando. Por los delitos que se conocen y por muchos de los delitos que están en lo que se llama la cifra negra, que no se conocen y que no se publicitan.
Respecto a la sinergia del espectro delictivo, se siguen profundizando dos vectores: la mutación y la migración. La migración significa que vemos más delitos del típico corte urbano trasladados al eje suburbano rural. Es decir, en zonas de pueblos pequeños y campestres se producen delitos que antes no se producían. Y respecto a la mutación, lo que observamos es que se viene acentuando la violencia implícita en cada delito, que ya forma parte constitutiva del delito en sí.
La percepción social es que, fuera del ámbito que es estrictamente domiciliario, el espacio público los pone en peligro. Esta es la percepción social generalizada: el ámbito público es sinónimo de peligro. Y esto es muy grave porque la sociedad se ralentiza, deja de poder desarrollarse Libremente, afectando desde cualquier punto de vista, político, económico, social inclusive. Porque la gente tiende a retraerse, se pierde el contacto con los prójimos, por temor, etc.
Todo esto genera cambios sociales, culturales, que a la postre también se transforman en cambios económicos.
El fenómeno de la migración del delito es un hecho. Es decir, hay conductas delictivas que antes no se veían en ciertas zonas y que hoy replican al modo del Conurbano bonaerense, en gran forma, en lugares en donde antes no se conocían prácticamente. Esto hace que haya una percepción subjetiva de inseguridad generalizada por parte de la sociedad.
El narcotráfico tiene una relación directa con los delitos violentos de prácticamente un 80%. Como víctima o victimario, la violencia en los delitos está presente de la mano del narcotráfico. Y esto es gravísimo, es un callejón que puede llegar a irse ensanchando cada vez más. Lamentablemente, hasta ahora, la experiencia indica que el narcotráfico viene ganando la partida en cuanto a su asentamiento.
Quien diga que en este momento puede acotar o terminar con el flagelo, indudablemente no es veraz. Quizá de la mano de alguna promesa de campaña vamos a escuchar prontamente algunos planes cuasi mágicos y  demás que amenazan terminar con la inseguridad. Hoy por hoy, terminar con la inseguridad de forma inmediata es, literalmente, imposible.
Lo que se puede hacer es generar todo un rediseño de las políticas de seguridad, que de ser reactivas pasen a ser proactivas y entonces, a un mediano plazo vamos a poder ir acotando el delito y luego, a un largo plazo -estamos hablando de, por lo menos, dos años-, vamos a poder, con medidas apropiadas, ir reduciendo el delito.

(*) Excomisario inspector, licenciado en 
Seguridad y abogado

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