Máxima alerta en Asia por el lanzamiento del misil norcoreano.
Una vez más, Asia se encuentra en estado de máxima alerta por la última bravuconada de Corea del Norte. Tras los ensayos nucleares de 2006 y 2009 y sus pruebas de misiles balísticos, su anacrónico régimen estalinista vuelve a aterrorizar a sus vecinos con el lanzamiento de un cohete que podría ser un proyectil intercontinental.
Según las autoridades norcoreanas, el plan consiste en poner en órbita el satélite espacial meteorológico Kwangmyongsong 3 (Estrella Resplandeciente 3) para, en teoría, predecir el tiempo y estudiar las cosechas. Pero Estados Unidos y sus aliados en Extremo Oriente, Corea del Sur y Japón, sospechan que se trata de la prueba encubierta de un misil de largo alcance que viola la Resolución 1874 de la ONU. Para ello, se basan en que el cohete Unha 3 (Galaxia 3) que propulsa el satélite podría transportar también una cabeza nuclear capaz de golpear Alaska, a 5.000 kilómetros de distancia, o incluso la costa oeste de Estados Unidos, a más de 8.000 kilómetros.
“Algunos países insisten en que nuestro programa espacial pacífico oculta la prueba de un misil, pero la verdad es que no nos preocupa lo que piense el resto del mundo porque este lanzamiento es vital para mejorar nuestra economía”, explicó ayer el jefe del centro de control del cohete, Paek Chang-ho, a un grupo de periodistas extranjeros invitados a Corea del Norte, según informa Reuters. A sus espaldas se abría una impoluta sala de mandos donde sólo faltaba el Dr. No para parecer sacada de una película de James Bond de los años 60. Sentados en unos pupitres relucientes donde no había ni notas ni papeles, 16 técnicos con batas blancas escrutaban unos monitores que parecían otra parte del atrezo tan “kitsch” y falsa como el satélite Kwangmyongsong 3, una caja negra con forma de altavoz de discoteca “bakaladera” del que sobresalen una antena y varios cables que no engañarían ni al niño más ingenuo.
Combustible líquido
En este hermético país donde todo es un decorado, lo único que se antojaba real es que, al otro extremo de un rudimentario proyector Sanyo, una gran pantalla en la pared del fondo mostraba en directo que el cohete estaba siendo repostado con combustible líquido. Dicho paso, uno de los últimos antes de disparar cualquier proyectil, indicaba que su inminente lanzamiento iba a producirse a primera hora de hoy jueves (madrugada, hora española) o durante las próximas horas, ya que el combustible líquido es altamente volátil y corrosivo. Para conmemorar por todo lo alto el centenario del nacimiento del fundador de Corea del Norte, Kim Il-sung, que tiene lugar el domingo, el régimen pilotado por su nieto, Kim Jong-un, ha previsto unos fuegos artificiales muy especiales: el lanzamiento del cohete de tres fases en una ventana que va desde hoy jueves hasta el lunes.
Según las autoridades norcoreanas, el plan consiste en poner en órbita el satélite espacial meteorológico Kwangmyongsong 3 (Estrella Resplandeciente 3) para, en teoría, predecir el tiempo y estudiar las cosechas. Pero Estados Unidos y sus aliados en Extremo Oriente, Corea del Sur y Japón, sospechan que se trata de la prueba encubierta de un misil de largo alcance que viola la Resolución 1874 de la ONU. Para ello, se basan en que el cohete Unha 3 (Galaxia 3) que propulsa el satélite podría transportar también una cabeza nuclear capaz de golpear Alaska, a 5.000 kilómetros de distancia, o incluso la costa oeste de Estados Unidos, a más de 8.000 kilómetros.
“Algunos países insisten en que nuestro programa espacial pacífico oculta la prueba de un misil, pero la verdad es que no nos preocupa lo que piense el resto del mundo porque este lanzamiento es vital para mejorar nuestra economía”, explicó ayer el jefe del centro de control del cohete, Paek Chang-ho, a un grupo de periodistas extranjeros invitados a Corea del Norte, según informa Reuters. A sus espaldas se abría una impoluta sala de mandos donde sólo faltaba el Dr. No para parecer sacada de una película de James Bond de los años 60. Sentados en unos pupitres relucientes donde no había ni notas ni papeles, 16 técnicos con batas blancas escrutaban unos monitores que parecían otra parte del atrezo tan “kitsch” y falsa como el satélite Kwangmyongsong 3, una caja negra con forma de altavoz de discoteca “bakaladera” del que sobresalen una antena y varios cables que no engañarían ni al niño más ingenuo.
Combustible líquido
En este hermético país donde todo es un decorado, lo único que se antojaba real es que, al otro extremo de un rudimentario proyector Sanyo, una gran pantalla en la pared del fondo mostraba en directo que el cohete estaba siendo repostado con combustible líquido. Dicho paso, uno de los últimos antes de disparar cualquier proyectil, indicaba que su inminente lanzamiento iba a producirse a primera hora de hoy jueves (madrugada, hora española) o durante las próximas horas, ya que el combustible líquido es altamente volátil y corrosivo. Para conmemorar por todo lo alto el centenario del nacimiento del fundador de Corea del Norte, Kim Il-sung, que tiene lugar el domingo, el régimen pilotado por su nieto, Kim Jong-un, ha previsto unos fuegos artificiales muy especiales: el lanzamiento del cohete de tres fases en una ventana que va desde hoy jueves hasta el lunes.
Todo en Corea del Norte es un decorado
Como el primer depósito de combustible debe consumirse y caer al mar entre la Península Coreana y China y el segundo ha de arder en llamas sobre las aguas de Filipinas antes de lanzar al espacio el supuesto satélite, Seúl y Tokio han desplegado baterías antiaéreas por si el cohete se desvía de su ruta programada y supone una amenaza.
Además, Corea del Sur teme que el régimen estalinista de Pyongyang lleve a cabo otra prueba atómica, al igual que ya hizo en 2009 mes y medio después de disparar un misil que recorrió más de 3.000 kilómetros antes de caer al Pacífico. En aquel entonces, Corea del Norte anunció que había puesto en órbita un satélite de telecomunicaciones para retransmitir “inmortales melodías revolucionarias en honor del Presidente Eterno Kim Il-sung y su hijo, el Querido Líder Kim Jong-il”.
“El régimen de Pyongyang necesita desesperadamente estas provocaciones y victorias para conservar el poder porque así mantiene a su pueblo en permanente estado de guerra y demuestra que es un país fuerte y temido en el resto del mundo”, explica a ABCBrian Myers, un profesor experto en propaganda norcoreana de la Universidad de Dongseo, en Busan. A su juicio, “esta prueba no persigue más que captar la atención del mundo y lograr mayor legitimidad interna en un Estado militar donde el nuevo caudillo, Kim Jong-un, tiene que despuntar cuatro meses después de haber sucedido a su difunto padre, Kim Jong-il”.
Mientras el pueblo norcoreano malvive con cartillas de racionamiento y aislado del exterior, el último régimen plenamente comunista del mundo se gasta una millonada en su política “songun” de primacía militar y en un programa atómico que utiliza como baza diplomática para perpetuarse en el poder y negociar su desarme a cambio de ayuda humanitaria y petróleo.
Fuente: http://www.abc.es/
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