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jueves, 26 de julio de 2018
"MÁRTIRES DE ARGENTINA"...LA MASACRE DE ROSARIO (Provincia de Santa Fe)...12 DE SETIEMBRE DE 1976...POLICÍAS ASESINADOS POR UNA BOMBA VIETNAMITA...
El monumento que recuerda a las Víctimas de la masacre de Rosario
Las esquirlas del atentado en las paredes del barrio
Los vehículos de las Víctimas
Rawson y Junín. Rosario.
Dos placas tiene el monumento.
Una dice: “Aquí resultaron víctimas de la explosión de un cochebomba, 32 policías que regresaban de un servicio en cumplimiento del deber, y 5 civiles que transitaban por el lugar. La U R II de policía, rinde este homenaje para que su recuerdo nos marque en haras de una mejor convivencia”.
Tras tantos años de reivindicación terrorista. De intentar reescribir la historia con mentiras. De pretender contar sólo una parte de la tragedia setentista, la otra placa es un tanto menos esperanzadora: “1976 – 12 de septiembre – 2.017. Policías asesinados por la Organización terroristas Montoneros…”
Este atentado terrorista en Rosario es la mayor masacre de la historia santafesina, y tiene sindicados como responsables ideológicos a la cúpula de la Organización Montoneros .
Jorge Obeid, por entonces «Comandante Cebollita», era Jefe de la Columna Norte de Montoneros; y tenía en los 70 notables lugartenientes, como el ex Secretario de Derechos Humanos Domingo Pochettino, y el ex Ministro de Seguridad de la provincia de Santa Fe, Roberto Rosúa.
Las Víctimas del atentado
Agente Edgardo JorgeFerri, soltero, nacido el 31de octubre de 1948, había ingresado a la institución en febrero de 1975.
Agente Juan Domingo Matiasevich, casado, había nacido el 15 de mayo de 1948, padre de dos hijos, uno de tres años y otro de 8 meses, ingresó a la repartición en julio de 1974.
Agente Domingo Hipólito Alfonso, casado, nacido en 1948, con tres hijos, de 5, 4 años y cuatro meses, ingresó en la policía en marzo de 1972.
Agente Andrés Alberto Acosta, casado, nacido en agosto de 1951, con un hijo de cuatro años y otro de dos.
Agente Carlos González, casado, con una hija de ocho meses, ingresó a la policía en abril de 1975, nació el 12 de junio de 1956.
Agente José Luis Boggino, nacido el 9 de julio de 1952, casado, con un hijo de un año de edad, ingresó a la institución en agosto de 1974.
Agente Hugo Alberto Pellegrina, soltero, ingresó en julio de 1974, había nacido el 27 de agosto de 1950.
Agente José María Gutiérrez, casado, con tres hijos de 5, 3 años y cuatro meses, había nacido el 28 de marzo de 1953. Ingresó a la policía en septiembre de 1974.
Agente Darío Héctor Pietrani, soltero, nacido el 30 de noviembre de 1953. Ingresó a la repartición en octubre de 1975.
Junto a ellos una veintena de heridos y mutilados que deambulan por las calles de Rosario, dando lástima como los veteranos de la guerra de Malvinas…
Dos civiles murieron también en aquél atentado:
Oscar Walter Ledesma, 56 años, casado, fotógrafo social y su esposa Irene Angela Dib, de 42 años.
Civiles heridos: Andrea Fabiana Ledesma, de 14 años, Carlos Alberto Galeazzo, vecino del lugar del atentado que se encontraba en la vía pública reparando una moto de su propiedad.
Los funcionarios policiales fueron ascendidos postmortem, pero evidentemente con eso no alcanzaba.
Sus asesinos aún siguen entre nosotros
Por este hecho fueron detenidos Carlos Enrique Pérez Rizzo, (nombre de guerra: «Cabezón» nacido el 18 de marzo de 1953, fué condenado, pero no cumplió dicho castigo. Hoy milita en el Frente para la Victoria con otros ex montoneros y perejiles variados. Graciela Porta (nombre de guerra: «La Corcho»), nacida el 18 de octubre de 1954 no cumplió la condena. Ambos eran integrantes de la banda armada marxista «Montoneros». Todos los demás participantes de la masacre huyeron y el crimen nunca tuvo castigo legal.
Calle Junín y Rawson. Hora 18.15. Vuelve la gente de la cancha de Rosario Central. Estalla una bomba de las denominadas «vietnamitas» en el interior de un vehículo Citroen.
Fué detonada a distancia y la orden la impartió Fernando Vaca Narvaja (nombre de guerra «Vasco») a corta distancia, integrante de la Conducción Nacional de Montoneros.
Esta vez el objetivo era un grupo de uniformados que regresaban de cumplir funciones adicionales en un partido de fútbol. Todos ellos hijos de hogares de humildes trabajadores. Todos ellos con esposas, hermanas, hijos y madres…
Carlos Enrique Pérez Rizzo, hoy milita en el Kirchnerismo y es testigo en varios juicios contra militares.
Graciela Porta, la corcho, fue llamada a declarar como cómplice del gobierno militar. Sus ex compañeros terroristas la acusan por delitos de lesa humanidad al no querer declarar contra los policías de Rosario.
Su esposo, José Baravalle, ex oficial Montonero al que la Orga le hizo un juicio sumario en España, se suicidó al intentar ser detenido en Italia por Interpol hace dos años. Sus ex compañeros terroristas lo andaban buscado... y lo encontraron.
En 1979, Baravalle declaró en un juicio sumario que Montoneros le hizo en España. En esa entrevista describió con una frase su accionar: "No canté más porque era al pedo, y no canté menos porque me mataban". "Le jodí la vida a mucha gente, pero no a tantos como hubiese podido". Esas declaraciones grabadas en algunos cassettes, fueron llevadas al Museo que la organización tenía en Cuba y habrían desaparecido bajos las aguas en una inundación que afectó el inmueble
"MÁRTIRES DE ARGENTINA"...CORONEL ARGENTINO DEL VALLE LARRABURE...ASESINADO POR EL TERRORISMO EN ARGENTINA...
www.miguel-policia.blogspot.com.ar
"MÁRTIRES DE ARGENTINA"...CORONEL ARGENTINO DEL VALLE LARRABURE...ASESINADO POR EL TERRORISMO EN ARGENTINA...Asesinado por los hijos del odio, por los terroristas asesinos de niños, asesinos de la población civil, asesinos de hombres de todas las fuerzas. Asesinado por los que hoy se pasean por los estrados judiciales pidiendo mas plata y venganza.
DETRÁS DE LA ESCENA
Sí. A lo mejor Ud. lo pensó. Miró la fotografía que ilustra este “detrás de la escena” – una imagen triste, demasiado conocida por los todos los argentinos- y se preguntó: cómo, ¿otra vez el caso Larrabure? Por las dudas va esta respuesta a esa pregunta. Periodísticamente el diario de Larrabure – un testimonio único de su calvario- es uno de los documentos más estremecedores que hayan llegado jamás a la mesa de una redacción. Eso sólo bastaría para publicarlo.
Pero hay, en este caso, varias razones. Mucho más poderosas que las razones periodísticas. Insistir con el caso Larrabure no es una obsesión, un regodeo, otra vuelta de tuerca a ese martirio de más de un año en un pozo oscuro, húmedo y lúgubre. Insistir con el caso Larrabure es mostrarles a los argentinos algo más que la inmolación de un hombre.
Es desnudar en toda su crudeza toda una etapa de la historia del país que no debe volver a repetirse. Esa etapa de secuestros, de asesinatos, de atentados, de violencia ciega no será olvidada por los argentinos ocultando cosas.
El diario de Larrabure pudo ser prolijamente guardado en un sobre y mandado al archivo. Porque todos los detalles del caso se sabían. Porque en su momento había hablado su viuda. Porque ya se habían publicado todas o casi todas las fotografías.
Sin embargo para nosotros no es un caso cerrado. Es uno de esos casos que exigen siempre, por muchos años que pasen, lucidez y memoria.
Por eso no nos importa la reiteración, el retorno a los hechos y a las terribles imágenes finales de este hombre-símbolo. Lo que sí nos importa en esto es el olvido. Alguna vez el caso Larrabure – y Aramburu, y Viola, y Cáceres Monié, y tantos otros será definitivamente el pasado.
Alguna vez tendremos la paz que queremos y que estamos conquistando tan duramente. Entonces, en ese punto, habremos llegado al objetivo.
Pero si olvidamos el pasado, si pensamos que esos hechos no se repetirán, correremos un serio riesgo. Todo puede volver a repetirse. Porque los únicos responsables de los hechos somos nosotros.
Esa responsabilidad es la que nos lleva hoy a publicar, íntegro, con todos sus puntos y sus comas, con toda su trágica carga las líneas que en la soledad de su encierro escribió un hombre arrancado de su mundo y de su familia cuando supo que la muerte lo esperaba al final del camino. Recordar a Larrabure siempre es una manera de no olvidar nunca lo que no debe ser olvidado.
ESTREMECEDOR DOCUMENTO DEL MARTIRIO DE LARRABURE
ESTO ESCRIBIO UN HOMBRE QUE ESPERO LA MUERTE 372 DIAS
Sólo frente a la muerte, sin esperanzas, Argentino del Valle Larrabure, escribió durante su cautiverio lo que le dictaban el dolor, la nostalgia y el recuerdo de sus seres queridos. Este es su diario. Un documento que no se puede leer sin lágrimas.
“A Dios, que con tu sabiduría omnipotente has determinado este derrotero de calvario, a tí invoco permanentemente para que me des fuerzas.
A mi muy amada esposa, para que sobrepongas tu abatido espíritu por la fe en Dios.
A mis hijos, para que sepan perdonar.
Al Ejército Argentino, para que fiel a su tradición mantenga enhiesto y orgulloso los colores patrios.
Al pueblo argentino, dirigentes y dirigidos, para que la sangre inútilmente derramada los conmueva a la reflexión para dilucidar y determinar con claridad que somos hombres capaces de modelar nuestro destino, sin amparo de ideas y formas de vida foráneas totalmente ajenas a la formación del hombre argentino.
A mi tierra argentina, ubérrima y acogedora, escenario infausto de luchas fratricidas…, para que cobije mi cuerpo y me dé paz.
Mi intención no es el insulto ni formular personalismos. Más bien me impulsa a escribir este cautiverio que me sume en las sombras pero que me inundó de luz. Mi palabra es breve, sencilla y humilde; se trata de perdón y que mi invocación alcance con su perdón a quienes están sumidos en las sombras de ideas exóticas, foráneas, que alientan la destrucción para construir un “mundo feliz” sobre las ruinas.
Mis enemigos son medrosos y pusilánimes ante iguales y superiores. Impulsivos, cortantes y autoritarios ante inferiores, débiles, cautivos y desarmados. Valientes en las sombras, en la sorpresa, en la espalda o en el insidioso dardo arrojado por detrás a su oponente. En el cautiverio se corta abruptamente la relación con un medio, formado por la integración de familia, trabajo y amigos. Se cae a una celda estrecha, húmeda. Un escondrijo de ratas donde los carceleros encapuchados juegan una suerte de duendes o de brujas.
Soledad de voces y ausencia total de facciones vivas. La cara es reflejo del alma y los mentados “carceleros del pueblo” son capuchas móviles, insensibles, endurecidos por resentimientos de profundas raíces. Son carceleros sin alma.
SORPRESA Y SECUESTRO
El asalto embozado y sorpresivo constituye siempre el peldaño para secuestrar una persona que por la investidura de un cargo, por la posibilidad de servir de rehén canjeable o para negociar el cambio por millonarias sumas, se transforma en un ave apetecida de quienes no siendo delincuentes comunes se vuelven mercaderes del dolo. Del dolo para muchos no punibles, porque son ellos los secuestradores integrantes de pseudo ejército que lucha por reivindicaciones populares. Son “luchadores anónimos contra las injusticias populares”. No puedo imaginar qué ventura de hálito bondadoso y sutil acaricia su accionar delictivo, qué hace que su carroña se transforme en doradas mieses.
En esta tierra de gallegos y tanos, donde el ser hijo o descendiente de inmigrantes es lo común, quién puede cantar loas de discriminación racial, nadie. Sin embargo los hijos legítimos de la tierra, los aborígenes, desaparecen víctimas de endemias y desposeídos porque sólo aventan sus dolores los integrantes de congregaciones religiosas que concretan en diversos rincones del país obras silenciosas pero de profundo contenido humano.
Los poseídos de las inquietudes marxistas-leninistas ignoran al aborigen porque el indio con su fuerza telúrica vive en confines donde ellos no llegan. A veces llegan como en 1968: un tercer mundista, el ex sacerdote Ferrari, y un grupo de ambos sexos llegaron a un lejano poblado de Formosa. Agitaron ideas, reconvinieron la “injusticia burguesa” que los tenía postrados en el olvido y la miseria, obsequiaron víveres y antes de los quince días regresaron a sus posiciones “burguesas” en Rosario. Pregunto: ¿no hubiera sido conveniente cumplir con el milenario refrán “NO LES DES PESCADO, ENSEÑALES A PESCAR”?.
Estos poseídos de transformaciones revolucionarias tras la sombra y la traición asaltaron la Fábrica Militar, donde en mi carácter de ingeniero militar me desempeñaba como subdirector. Eso fue una noche del 11 de agosto de 1974. Fue durante la realización, en las instalaciones del casino de oficiales de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos “Villa María”, de un acto “burgués” consistente en una reunión social.
Sorpresivamente atacado fui tomado como rehén por un grupo subversivo.
LAS HORAS INICIALES DE MI CAUTIVERIO
Estar cautivo de estos revolucionarios antiimperialistas, que arroban sus ideas en los “sobacos” del imperialismo ruso, chino, francés o del imperialismo que nace de la satisfacción de placeres fáciles, del sabor del poder asequible sin espera, del dinero, diciendo ser antiburgués cuando huelen a burgués desde cuando se amamantaban de los pechos de sus madres.
Estar cautivo de estos “próceres” es como estar atrapado en una telaraña, donde sustraído del medio nos vemos impotentes para liberarnos pero mantenemos la esperanza de una muerte.
Una “cárcel del pueblo” la titulan. Lo del pueblo está demás, por cuanto se gobierna por sus legítimos representantes. ¿Qué representan quienes se arroban el derecho de hacer purgar culpas con carceleros con capucha?.
Es necesario preguntar qué se proponen los siniestros cultores de estas cárceles, que medran con la violencia para lograr dinero, para financiar sus aparatosos y burocráticos sistemas de “delincuencia” revolucionaria. Burócratas carceleros con capucha.
MÓVILES DEL ACCIONAR SUBVERSIVO
La subversión en su estrategia y en su táctica busca crear el caos nacional.
En la estrategia están los revolucionarios burgueses, con coches, mujeres, departamentos, buenas “pilchas” y cuentas en el extranjero.Su escenario es multinacional, hablan de “revolución de América latina” y sus representantes se reúnen en Praga, para recibir instrucciones de un “buen señor maestro en revoluciones”,que como es de suponer no se llama García, Fernández, Pérez o algún otro patronímico de origen español, itálico, común a nuestra vena, que nació con la corriente arrolladora de la inmigración. Venerados revolucionarios como nuestro máximo representante del partido comunista, el señor Victorio Codovilla, que murió en Moscú, donde fue enterrado. Pregonan que el poder sólo será conquistado por la lucha. Y la lucha, por las características de sus organizaciones será larga, insidiosa, sucia.
ME LLEVAN A UNA CELDA
Privado de mi libertad me encontré en un refugio húmedo, sin luz natural, lejos de ruidos y celosamente custodiado por encapuchados cuyos cambios de guardia constataba por el calzado que usan o por las manos. Manos en general jóvenes, con pieles tersas, clásica de la potencialidad física propia de la juventud, ávida por vivir, por aprender, por su esperanza en el futuro, por su intolerancia con la espera. Estos son mis carceleros, mis jóvenes encapuchados que resignan con su agresiva actitud la milenaria disposición que caracteriza a la juventud por su ternura, por su amor.
Omití referirme al traslado que de mí hicieron mis “benévolos captores”. Inyectarme un alucinógeno y cuando horas más tarde desperté me encontré en otro abyecto canil. Me desperté aturdido, tendido en un camastro, mi cabeza llena de zumbidos, mis ojos pesados, sin poder entreabrirlos. La luz de un tubo fluorescente hería mi retina. El techo, de unos dos metros de altura, mostraba su superficie de ladrillos huecos premoldeados. Mi “espaciosa” celda es un cuadrilátero de 2,20 de largo por 2 de alto y 1 aproximadamente de ancho. Aprecio que mi celda es una excavación porque carece de ventanas y una de las paredes laterales está burdamente revocada a cemento. El frente es de idéntica composición. El contrafrente es una pared de ladrillos huecos y una reja de aproximadamente 40 por 60 y el costado una divisoria de madera compactada. Una puerta de igual material da a un pasillo, donde existe otra lúgubre y húmeda celda.
Esa puerta de mi canil se cierra desde el pasillo. Este, a su vez está cerrado por una puerta de hierro, de las comunes puertas de calle, que da a un estrecho pasaje que lleva a una escalera de madera. La escalera tiene ocho peldaños y es sumamente empinada. Desemboca en un placard, cuyo piso de quita y pon cubre el acceso y dificulta cualquier control somero. Dos tubos de plástico negro de unos dos centímetros de diámetro conectan con el exterior y permiten la aireación mediante un extractor eléctrico cuyo funcionamiento depende de mis captores. Yo padezco la terrible desventura de pensar que puede dejar de funcionar y aumenta mi congoja de sentirme ahogado en este nicho donde el aire húmedo y enrarecido aumenta el asma que quebranta mi fuerza física.¡Oh, Dios, no me castigues muriendo ahogado, asfixiado, desesperado...!
CUANDO NO HAY DIAS NI NOCHES
Estoy confundido y quiero ordenar mis ideas. No sé de noches ni de días. Las horas no están marcadas por reloj. Me son dichas por mis “piadosos” carceleros encapuchados y por Radio Rivadavia, que ellos sintonizan y me hacen escuchar mientras me vigilan. Aquí, en este maldito subterráneo, en esta odiosa ratonera, los hombres me privan de percibir el día por el sol, por la luz, por el volar de los pájaros, por el cielo diáfano y celeste que nos llena de esperanza; de la noche, por la oscuridad, por la luna, por el titilar de las estrellas que nos hablan el lenguaje de lejanas galaxias.
El tiempo, en su inexorable derrotero, transcurre suave y feliz precisamente cuando oscuras nubes no ensombrecen nuestras vidas. Pero hoy, prisionero, sin entender la razón de mi cautiverio, el tiempo sólo sirve para dimensionar un tiempo transcurrido y un futuro cada vez más cerca de mi muerte o de mi liberación…¡Oh Dios! ¿Podré un día encandilar mis ojos con la luz del sol y palpitar mi corazón agitadamente junto a mi amada esposa, hijos y demás queridos?
Me han dado un lápiz y borradores y ya he confeccionado mi propio calendario.
Mis carceleros me han brindado entrevistas para hablarme de política. Por supuesto, de política revolucionaria empapada de Mao Tse Tung, Regis Debray, Giap, Ho Chi Minh, Guevara y demás. Les he expresado que mi formación es eminentemente técnica y no siento vocación y prácticamente me fastidia la política. Para prepararme me han entregado la bibliografía correspondiente y persisto en mi obstinación de mi poco apego a tales estudios e insisto en que deseo libros de matemáticas, física o química. Afortunadamente me hacen llegar libros de matemáticas y el estudio pone su aporte de terapia laboral a mi largo cautiverio.
Este vivir sin querer vivir, este transcurrir del tiempo sin ser dueño de él me hace volcar a diario a profundas meditaciones. Ellas me reencuentran con Dios, en quien deposito mi esperanza, de quien guardo infinita fe y me someto sumiso al destino que me dé y al recuerdo permanente de mis seres queridos, que vivirán una pesada cadena de dolor por esta separación e incertidumbre de mi destino.
EL RECUERDO DE UN LIBRO
Las marañas en este largo tiempo que dispongo traen a mi memoria un libro que leí hace más de 20 años. Se trata del libro titulado,”Mis prisiones”, de Silvio Pellico.
En él, el autor compone una autobiografía en que cuenta su prisión por causas políticas, allá por el año 1820. Estaba segregado en una celda pero disponía de carceleros sin capuchas, que ya en el primer día se ofrecen a comprarle vino y se horrorizan al saber que Pellico no bebe, por cuanto entonces, según ellos, se le hará insoportable la soledad de la prisión. Son carceleros que en sus caras, en sus mejillas, traducen alguna consideración por los que sufren.
Pero el autor de Mis prisiones relata que en la soledad y el silencio de su celda se reconforta con su devoción a Dios y el recuerdo de los seres queridos que añora. Muy pronto, una Biblia le permitirá deambular en profundas meditaciones y muy pronto también se acerca a las rejas de su celda un niño, hijo de ladrones, que vive y crece al amparo de la cárcel donde su padre purga una pena. Pellico le arroja un pan, y advierte que el niño es sordomudo. El pequeño agradece con cariñosos gestos y así a diario se entabla una mutua comunicación por señas y muestras de gratitud del niño, que arrastra sus signo de desgracia en su sordera, en su mudez y el origen envilecido de un padre ruin.
La falta de distancia, la visión del día y de la noche, la mirada de piedad y consolación, la comunicación interior y exterior, la mirada a cara descubierta de los carceleros, el cruce de miradas amigas de otros presos con igual destino, con un médico viejo pero de amplio sentido humano, que brinda la autobiografía de Silvio Pellico, es un sustento que falta en esta “moderna y justiciera cárcel del pueblo”.
NO ES UN MEDICO: ES UN VERDUGO
Muy pronto, y como consecuencia de la estación primaveral que finaliza la temperatura va aumentando. Llegan las horas en que el aire se va enrareciendo. Hay en mi “canil” un gran porcentaje de humedad, y mi crónica afección asmática se ve recrudecida. Son solícitos en prodigarme asistencia médica. Un galeno con capucha viene, me ausculta y realiza una prolija revisación, le indico con sumo detalle otras dolencias físicas que me atormentan en el cautiverio: constantes dolores de cabeza, ardor estomacal producto de frecuente acidez, continuos deseos de orinar y un insomnio cruel que lacera mis quebrantados nervios. No veo la cara del médico, sus ,manos son de un hombre joven, de voz pausada y suave. Su examen, su presencia, constituyen una comunicación con el mundo exterior que llena mi espíritu de esperanzas, quizás inútiles, pero son peldaños de ilusiones, por cuanto un médico, un discípulo de galeno, un hombre que juró por Hipócrates, es un hombre con una formación, con una concepción humana que lo hace respetar al hombre, amarlo, cuidarlo, mejorarlo y aún ayudarlo a morir con esperanzas.
Esta concepción es una expresión acunada en mi fe en el hombre, en el hombre hecho a manera y semejanza de Dios. Pero no todos los hombres han recibido la luz de sus buenos maestros.
Con el médico estuve parlanchín y referí fluidamente mis dolencias. Estas persisten y por ello me parece propicio pedir que nuevamente un médico me atienda de mis problemas de salud.
Quiero la presencia del médico porque quizás pueda hablar con él de tal manera que además de mis males físicos pueda confiarle los dolores que oprimen mi espíritu. Quizás el pueda comprenderme y constituya el madero que en el naufragio llega con su sostén providencial. Si, medito y hablo conmigo mismo para repetirme: el médico me habrá de comprender y tendré por él la posibilidad de llevar a mi familia una comunicación un tanto directa y providencial, portadora de un hálito de fe y esperanza, en esa carrera de desventura que viven los míos. Despliego el envase de cartón de uno de los medicamentos y en su parte interior escribo mi mensaje de desesperado extraviado:” Por favor, doctor, hable a Buenos Aires, al número ... y diga que estoy bien... “.
El médico de acuerdo con mi pedido viene nuevamente. La revisación es prolija. Mi relación de mis malestares es sumamente esclarecedora pero reiterativa. El médico observa, escucha, ausculta, toma nota y me aporta su cuota de tranquilidad, expresándome que las nuevas medicaciones habrán de superar los pesares que sufro. En un instante en que el carcelero no observa, discretamente llevo a la mano del doctor mi mensaje y en mis ojos imploro que acepte ese compromiso de solidaridad con un ser humano quebrantado por un injusto cautiverio. La capucha asiente afirmativamente. Pero en ese asentimiento pude ver sus ojos, y nació en mi de inmediato el firme convencimiento de que la capucha es solo estuche de un hombre que está técnicamente preparado para ejercer la medicina, pero carente de sentido de piedad. Más bien es un hombre con cualidad de verdugo. Sí, éste es indudablemente el hombre nacido para manejar el hacha que secciona una cabeza en el cadalso, donde cae brusca, sanguinolenta. Donde un torso y extremidades dan estertores convulsivos al ser tocados por una súbita muerte. Al ver sus ojos he visto la malicia calculadora del sádico, que siendo médico sólo tiene el alma carnicera del verdugo. La negra tela de la capucha que trasunta la mejilla desencarnada de la muerte me espera paciente. En una espera que procura lenta para gozar de mi impotencia y de mi desesperanza, pero se nutre en su ansia fatídica, en que su cautelosa acechanza no será vana. El médico se fue con mi esperanza y mi duda. Amargo sabor de hiel el de esos ojos glaucos y fríos que vi en el orificio de la capucha, ojos de aves voraces que gozan de que la carroña de mi cuerpo sea devorada en amarga espera.
La esperanza se desvanece como letras escritas en la arena...
UN DIALOGO TERRIBLE
Después del mensaje frustrado que intentara cursar con el médico, hay una velada obstinación en observarme. Trabajo en mantener limpia y ordenada mi ratonera y estudiar diariamente matemáticas en el texto que me trajeron, además de papel borrador y lápiz. Esto constituye mi evasión y me posibilita la redacción de estos apuntes que hasta hoy he podido esconder de mis trabajos.
Mi certidumbre se afianza con la visita de un encapuchado que me dice: “Mayor, no se desespere y no trate de quebrantar su prisión. En la cárcel del pueblo Ud. permanece porque el Ejército al que usted pertenece, lo ha abandonado”.
“No estoy abandonado”, le respondo, “estoy acompañado por la fe infinita de Dios y por el amor de mis seres queridos, amigos y mi Ejército, que no me abandonará jamás, porque en él se forjó mi carácter, porque él perfeccionó mi intelecto y porque en él aprendí muy joven a aceptar y saber esperar a la muerte con templanza”.
“Usted, mayor, tiene una evidente inestabilidad emocional, y habiéndolo abandonado su Ejército, Ud. puede lograr su libertad.”
“¿ Lograr mi libertad a cambio de qué?”
“Mayor, Ud. es especialista en armas y explosivos. Acepte Ud. trabajar como asesor para las fábricas de nuestra organización y será libre”
“ Por ese precio, no...Sólo la muerte, que sabe a la pureza del fruto no corrompido. Morir, pero por ideales que están al amparo de símbolos que nos conmueven el espíritu con la visión de una nación altiva. Ricas pampas, ríos caudalosos, mocetones que sienten la Patria por la pureza de sus corazones libres y que ignoran cánticos foráneos y estrellas imperialistas de cinco puntas teñidas de rojo.¡ Oh, muerte apetecida, te espero fiel a mi Patria y a mi Ejército!”
“Larrabure, Ud. tiene un desequilibrio emocional que no le permite apreciar exactamente su situación. Piense y hablaremos...”
“ ¡ Sí, hablaremos para que cada vez que se consolide más mi fe y mi fidelidad!”
“ Hablaremos, Larrabure....”
CIGARRILLOS IMPORTADOS
Quedo acalorado, nerviosos, tembloroso, y me arrojo en mi camastro, enardecido. Cuento los pasos de los peldaños de la escalera mientras por la reja mi guardia encapuchado sigue atento a mi actitud, busca la respuesta del diálogo en mi soledad. Tendido de cara al techo miro los ladrillos huecos de cerámica y arcilla cocida. Qué destino impío el tuyo, naciste para techo tibio de un hogar y hoy vives como pared estrecha de celda. Estás enlazado a viguetas de hierro y cemento, cuarenta centímetros me aíslan de la superficie. Arcillas quebradizas, frágiles, el tubo de luz fluorescente con sus cables conductores me pueden posibilitar electrizar la puerta de hierro o la reja de mi celda, pero todo esto es una esperanza, porque siempre están los ojos vigilantes del guardia que me mira silencioso en su capucha.
Hijo mal parido sería trocar este mísero encierro por una libertad física, mientras mi alma se envilece con el fango de estos miserable. Mi capacidad técnica la posibilitó mi Patria para ponerme al servicio de una sociedad, la sociedad argentina. Que no obstante sus imperfecciones ha dado siempre muestras de igualdad de posibilidades, es una sociedad abierta.
Esos, mis encapuchados, se han prestado a una revolución con el desenfreno de la juventud, con cánticos de Marx, de Mao, de Giap, el Che Guevara, Ho Chi Minh y Truong-Chnik en “la resistencia Vietnamita vencerá”. Están en la revolución. Entraron ayer, hoy son sus prisioneros y seguirán, porque hay que seguir como el río que no se detiene, es estar en el deleite de horas de zozobras y de luchas. Mientras me cuidan, fuman, y las volutas del humo de sus cigarrillos importados huelen a burgués y me ahogan en la estrechez de mi pocilga. El asma altera mis nervios y mis sentidos están atentos a que el extractor de aire no me traicione. El humo de los Camel me hace mucho mal. Humedad, humo, y creo sentir croar de ranas, ranitas verdes que podrán mirar las estrellas de un cielo inconmensurable. A diario, motores de automóviles ponen una nota acústica a mi vida. Son mis carceleros, que, atados al desvarío de sus pasiones, son prisioneros de ignorados duendes, integrantes de una organización, en su interior han palpado sus impudicias, el desborde de poder de sus jefes, el cambio de rutas que marcaban los objetivos de su lucha, el nacimiento de una burocracia en su estamento que la torna tan impúdica como la burocracia que era motivo de sus luchas.
Pero ya están en el E.R.P., están en un torbellino, y como las aguas buscan un desnivel, éstos “revolucionarios” ruedan y llega un instante que no saben por qué y para qué, pero ruedan. No sería justo objetar la alimentación. Mis carceleros me alimentan bien. Creo que ellos piensan: “barriga llena, corazón contento”. Cuán distante esta mi pensamiento en prodigar alimentación a mi cuerpo para que como una vela no se extinga por falta de estearina. ¡Sin embargo, mi salud decrece, siento altibajos emocionales, insomnio, inapetencia, indisposiciones estomacales y una aguda cistitis. Mi pequeña celda con su inodoro portátil que me retiran a diario, la estrechez, la impotencia y esos ojos de capucha que me vigilan tras la reja crispan mis nervios.
“QUIERO MORIR DE PIE”
“Hago gimnasia moviendo mis brazos y piernas en flexiones interminables, pues quiero fatigarme. La fatiga me prodigará el sueño. A pesar de ello no puedo dormir y debo recurrir al carcelero para que me facilite un barbitúrico. Me entregan un Valium de 5 miligramos. Solamente con la ayuda de esta droga logro conciliar algunas horas de descanso con un sueño profundo y relajado.
En este mi retiro obligado medito que es necesario disponer de una profunda vida interior para sobreponerse a la desventura del cautiverio, de la soledad, de la angustia por el recuerdo de seres queridos sin llegar al extravío, a la enajenación. Busco fuerzas en mi espíritu azotado para superarme, para no quebrantarme, para no claudicar, para morir con Dios, que estos pervertidos sin fe apostrofan, pero también tengo lucidez para comprender que en algunos momentos los zumbidos que castigan mi cabeza me sumen en un estado de inconciencia y siento voces hablar de personas muy caras a mi corazón.
Calladamente rezo pidiendo a Dios que no me abandone en una locura humillante. Quiero morir como el quebracho que no entrega su figura de árbol rudo sin exigir el esfuerzo del hachero en prolongadas transpiraciones. Quiero morir como el quebracho, que al caer hace un ruido que es un alarido que estremece la tranquilidad del monte. Quiero morir de pie, invocando a Dios en mi familia, a la Patria en mi Ejército, a mi pueblo no contaminado con ideas empapadas en la disociación y en la sangre. ¡Oh, Dios misericordioso, te pido humildemente me concedas esta gracia! ¡Dad a mi espíritu tu protección generosa para que mi vida cese como la serena llama de una vela que se extingue!.
En mi calendario, donde marco los días tan amargos de mi cautiverio, hoy tiene para mí una significación muy especial. Me siento convulsionado, angustiado, una profunda pena oprime mi pecho. Me siento sumamente tensionado, nervioso. Mi mente se agita y parece percibir no sé que conjunto de sensaciones extrasensoriales y me invade una desesperante intención de gritar, de llorar, de patear el tabique de mi celda, mientras los ojos vigilantes del joven de capucha siguen inquisidores mi movimiento nervioso en la estrechez de mi ratonera. Por la noche, de cuya llegada me entero por la hora oficial de Radio Rivadavia, ya que en esta cárcel subterránea la vida pasa sin día ni noche, sólo hay la luz de un mísero y precario tubo fluorescente, mis nervios no me permiten conciliar el sueño. En mi perseverante meditación he comprendido que el estado de paroxismo es producido por un hecho irreversible. Siento la laxitud de haber captado un mensaje de despedida de un ser muy querido. Quizá mi esposa, mi madre, mis hijos, mis hermanos. El desasosiego de mi incomunicación me lleva a una gran agitación, pero estoy seguro, convencido plenamente que un hecho luctuoso abate el seno de mi familia.
¡ Es una prueba más de Dios, y yo la acepto!. Que negra noche cae sobre mi dolor y mi impotencia...
NAVIDAD Y AÑO NUEVO
Las fiestas navideñas son fiestas de hogar, donde la familia cristiana se reune para memorar el nacimiento de Jesús en el humilde pesebre de Belen. Esas reuniones de familia con ecos de agradables villancicos constituyen un bagaje muy caro a la recordación de un cautivo caído en la crueldad de una estrecha mazmorra. Melancólicos recuerdos, lágrimas y una espera sin esperanza, mientras los ojos de avecilla negra que me observan están ausentes de todo calor de cánticos navideños. ¿ Hijos de quien son estos seres? ¿Observan alguna tradición?.
Son subversivos sin familia y sin fe. Su tradición es la sangre, su símbolo no la estrella de Belen sino la horrenda estrella roja de cinco puntas.
Pero Navidad pasa con una profunda pena en mi corazón y muy pronto el año nuevo, 1975, será quizás el año de mi desenlace. La despedida del año y el escuchar en la noche el ruido de cohetes me atormenta y me sume en una profunda depresión. Pienso en los míos, a quienes la llegada del año nuevo constituye la apertura de un nuevo año y un nuevo sendero sin esperanzas.
Estas dos fechas marcan etapas muy dolorosas y siento una depresión que me obnubila. Mi insomnio persiste y comprendo que mi estado emocional sufre alteraciones que se acrecientan. Creo en algunas oportunidades que pierdo el sentido y me sumerjo en una somnolencia que verdaderamente es un estado de verdadera inconciencia. Escucho gritos, voces y sirenas.
Este estado anímico tan especial pienso, es producto de un lento envenenamiento a que me someten mis captores. Son frecuentes mis trastornos estomacales: creo que ya estoy al borde del abismo.
El 4 de enero sorpresivamente sentí voces de mi hija, y salí en su búsqueda, y me encontré con tres hombres y una mujer joven que hablaban en una habitación. Les ví sus caras y la contracción de sus mejillas, su palidez ante el peligro que supone la presencia inusitada de un hombre cautivo que los encuentra desarmados. Lamentablemente mi estado de alucinación y mi salud quebrantada no me ayudan en la gresca que se origina. Pude pegar, rompí un vidrio, pero fui desvanecido por mis siniestros carceleros y cuando desperté me encontré maniatado de pies y manos en mi camastro. Así permanecí durante tres días en que con más severa vigilancia se me desataba para alimentarme y para usar mi inodoro portátil. Maniatado, dolorido por los golpes recibidos, me sentí afiebrado. Me brindan asistencia médica y luego de ese ...
El relato se interrumpe en este punto. Poco después Larrabure sería torturado y asesinado.
Fuente: Revista Gente , Año 12 Nro. 612 – 14 de abril de 1977.
"MÁRTIRES DE ARGENTINA"...CORONEL ARGENTINO DEL VALLE LARRABURE...ASESINADO POR EL TERRORISMO EN ARGENTINA...Asesinado por los hijos del odio, por los terroristas asesinos de niños, asesinos de la población civil, asesinos de hombres de todas las fuerzas. Asesinado por los que hoy se pasean por los estrados judiciales pidiendo mas plata y venganza.
DETRÁS DE LA ESCENA
Sí. A lo mejor Ud. lo pensó. Miró la fotografía que ilustra este “detrás de la escena” – una imagen triste, demasiado conocida por los todos los argentinos- y se preguntó: cómo, ¿otra vez el caso Larrabure? Por las dudas va esta respuesta a esa pregunta. Periodísticamente el diario de Larrabure – un testimonio único de su calvario- es uno de los documentos más estremecedores que hayan llegado jamás a la mesa de una redacción. Eso sólo bastaría para publicarlo.
Pero hay, en este caso, varias razones. Mucho más poderosas que las razones periodísticas. Insistir con el caso Larrabure no es una obsesión, un regodeo, otra vuelta de tuerca a ese martirio de más de un año en un pozo oscuro, húmedo y lúgubre. Insistir con el caso Larrabure es mostrarles a los argentinos algo más que la inmolación de un hombre.
Es desnudar en toda su crudeza toda una etapa de la historia del país que no debe volver a repetirse. Esa etapa de secuestros, de asesinatos, de atentados, de violencia ciega no será olvidada por los argentinos ocultando cosas.
El diario de Larrabure pudo ser prolijamente guardado en un sobre y mandado al archivo. Porque todos los detalles del caso se sabían. Porque en su momento había hablado su viuda. Porque ya se habían publicado todas o casi todas las fotografías.
Sin embargo para nosotros no es un caso cerrado. Es uno de esos casos que exigen siempre, por muchos años que pasen, lucidez y memoria.
Por eso no nos importa la reiteración, el retorno a los hechos y a las terribles imágenes finales de este hombre-símbolo. Lo que sí nos importa en esto es el olvido. Alguna vez el caso Larrabure – y Aramburu, y Viola, y Cáceres Monié, y tantos otros será definitivamente el pasado.
Alguna vez tendremos la paz que queremos y que estamos conquistando tan duramente. Entonces, en ese punto, habremos llegado al objetivo.
Pero si olvidamos el pasado, si pensamos que esos hechos no se repetirán, correremos un serio riesgo. Todo puede volver a repetirse. Porque los únicos responsables de los hechos somos nosotros.
Esa responsabilidad es la que nos lleva hoy a publicar, íntegro, con todos sus puntos y sus comas, con toda su trágica carga las líneas que en la soledad de su encierro escribió un hombre arrancado de su mundo y de su familia cuando supo que la muerte lo esperaba al final del camino. Recordar a Larrabure siempre es una manera de no olvidar nunca lo que no debe ser olvidado.
ESTREMECEDOR DOCUMENTO DEL MARTIRIO DE LARRABURE
ESTO ESCRIBIO UN HOMBRE QUE ESPERO LA MUERTE 372 DIAS
Sólo frente a la muerte, sin esperanzas, Argentino del Valle Larrabure, escribió durante su cautiverio lo que le dictaban el dolor, la nostalgia y el recuerdo de sus seres queridos. Este es su diario. Un documento que no se puede leer sin lágrimas.
“A Dios, que con tu sabiduría omnipotente has determinado este derrotero de calvario, a tí invoco permanentemente para que me des fuerzas.
A mi muy amada esposa, para que sobrepongas tu abatido espíritu por la fe en Dios.
A mis hijos, para que sepan perdonar.
Al Ejército Argentino, para que fiel a su tradición mantenga enhiesto y orgulloso los colores patrios.
Al pueblo argentino, dirigentes y dirigidos, para que la sangre inútilmente derramada los conmueva a la reflexión para dilucidar y determinar con claridad que somos hombres capaces de modelar nuestro destino, sin amparo de ideas y formas de vida foráneas totalmente ajenas a la formación del hombre argentino.
A mi tierra argentina, ubérrima y acogedora, escenario infausto de luchas fratricidas…, para que cobije mi cuerpo y me dé paz.
Mi intención no es el insulto ni formular personalismos. Más bien me impulsa a escribir este cautiverio que me sume en las sombras pero que me inundó de luz. Mi palabra es breve, sencilla y humilde; se trata de perdón y que mi invocación alcance con su perdón a quienes están sumidos en las sombras de ideas exóticas, foráneas, que alientan la destrucción para construir un “mundo feliz” sobre las ruinas.
Mis enemigos son medrosos y pusilánimes ante iguales y superiores. Impulsivos, cortantes y autoritarios ante inferiores, débiles, cautivos y desarmados. Valientes en las sombras, en la sorpresa, en la espalda o en el insidioso dardo arrojado por detrás a su oponente. En el cautiverio se corta abruptamente la relación con un medio, formado por la integración de familia, trabajo y amigos. Se cae a una celda estrecha, húmeda. Un escondrijo de ratas donde los carceleros encapuchados juegan una suerte de duendes o de brujas.
Soledad de voces y ausencia total de facciones vivas. La cara es reflejo del alma y los mentados “carceleros del pueblo” son capuchas móviles, insensibles, endurecidos por resentimientos de profundas raíces. Son carceleros sin alma.
SORPRESA Y SECUESTRO
El asalto embozado y sorpresivo constituye siempre el peldaño para secuestrar una persona que por la investidura de un cargo, por la posibilidad de servir de rehén canjeable o para negociar el cambio por millonarias sumas, se transforma en un ave apetecida de quienes no siendo delincuentes comunes se vuelven mercaderes del dolo. Del dolo para muchos no punibles, porque son ellos los secuestradores integrantes de pseudo ejército que lucha por reivindicaciones populares. Son “luchadores anónimos contra las injusticias populares”. No puedo imaginar qué ventura de hálito bondadoso y sutil acaricia su accionar delictivo, qué hace que su carroña se transforme en doradas mieses.
En esta tierra de gallegos y tanos, donde el ser hijo o descendiente de inmigrantes es lo común, quién puede cantar loas de discriminación racial, nadie. Sin embargo los hijos legítimos de la tierra, los aborígenes, desaparecen víctimas de endemias y desposeídos porque sólo aventan sus dolores los integrantes de congregaciones religiosas que concretan en diversos rincones del país obras silenciosas pero de profundo contenido humano.
Los poseídos de las inquietudes marxistas-leninistas ignoran al aborigen porque el indio con su fuerza telúrica vive en confines donde ellos no llegan. A veces llegan como en 1968: un tercer mundista, el ex sacerdote Ferrari, y un grupo de ambos sexos llegaron a un lejano poblado de Formosa. Agitaron ideas, reconvinieron la “injusticia burguesa” que los tenía postrados en el olvido y la miseria, obsequiaron víveres y antes de los quince días regresaron a sus posiciones “burguesas” en Rosario. Pregunto: ¿no hubiera sido conveniente cumplir con el milenario refrán “NO LES DES PESCADO, ENSEÑALES A PESCAR”?.
Estos poseídos de transformaciones revolucionarias tras la sombra y la traición asaltaron la Fábrica Militar, donde en mi carácter de ingeniero militar me desempeñaba como subdirector. Eso fue una noche del 11 de agosto de 1974. Fue durante la realización, en las instalaciones del casino de oficiales de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos “Villa María”, de un acto “burgués” consistente en una reunión social.
Sorpresivamente atacado fui tomado como rehén por un grupo subversivo.
LAS HORAS INICIALES DE MI CAUTIVERIO
Estar cautivo de estos revolucionarios antiimperialistas, que arroban sus ideas en los “sobacos” del imperialismo ruso, chino, francés o del imperialismo que nace de la satisfacción de placeres fáciles, del sabor del poder asequible sin espera, del dinero, diciendo ser antiburgués cuando huelen a burgués desde cuando se amamantaban de los pechos de sus madres.
Estar cautivo de estos “próceres” es como estar atrapado en una telaraña, donde sustraído del medio nos vemos impotentes para liberarnos pero mantenemos la esperanza de una muerte.
Una “cárcel del pueblo” la titulan. Lo del pueblo está demás, por cuanto se gobierna por sus legítimos representantes. ¿Qué representan quienes se arroban el derecho de hacer purgar culpas con carceleros con capucha?.
Es necesario preguntar qué se proponen los siniestros cultores de estas cárceles, que medran con la violencia para lograr dinero, para financiar sus aparatosos y burocráticos sistemas de “delincuencia” revolucionaria. Burócratas carceleros con capucha.
MÓVILES DEL ACCIONAR SUBVERSIVO
La subversión en su estrategia y en su táctica busca crear el caos nacional.
En la estrategia están los revolucionarios burgueses, con coches, mujeres, departamentos, buenas “pilchas” y cuentas en el extranjero.Su escenario es multinacional, hablan de “revolución de América latina” y sus representantes se reúnen en Praga, para recibir instrucciones de un “buen señor maestro en revoluciones”,que como es de suponer no se llama García, Fernández, Pérez o algún otro patronímico de origen español, itálico, común a nuestra vena, que nació con la corriente arrolladora de la inmigración. Venerados revolucionarios como nuestro máximo representante del partido comunista, el señor Victorio Codovilla, que murió en Moscú, donde fue enterrado. Pregonan que el poder sólo será conquistado por la lucha. Y la lucha, por las características de sus organizaciones será larga, insidiosa, sucia.
ME LLEVAN A UNA CELDA
Privado de mi libertad me encontré en un refugio húmedo, sin luz natural, lejos de ruidos y celosamente custodiado por encapuchados cuyos cambios de guardia constataba por el calzado que usan o por las manos. Manos en general jóvenes, con pieles tersas, clásica de la potencialidad física propia de la juventud, ávida por vivir, por aprender, por su esperanza en el futuro, por su intolerancia con la espera. Estos son mis carceleros, mis jóvenes encapuchados que resignan con su agresiva actitud la milenaria disposición que caracteriza a la juventud por su ternura, por su amor.
Omití referirme al traslado que de mí hicieron mis “benévolos captores”. Inyectarme un alucinógeno y cuando horas más tarde desperté me encontré en otro abyecto canil. Me desperté aturdido, tendido en un camastro, mi cabeza llena de zumbidos, mis ojos pesados, sin poder entreabrirlos. La luz de un tubo fluorescente hería mi retina. El techo, de unos dos metros de altura, mostraba su superficie de ladrillos huecos premoldeados. Mi “espaciosa” celda es un cuadrilátero de 2,20 de largo por 2 de alto y 1 aproximadamente de ancho. Aprecio que mi celda es una excavación porque carece de ventanas y una de las paredes laterales está burdamente revocada a cemento. El frente es de idéntica composición. El contrafrente es una pared de ladrillos huecos y una reja de aproximadamente 40 por 60 y el costado una divisoria de madera compactada. Una puerta de igual material da a un pasillo, donde existe otra lúgubre y húmeda celda.
Esa puerta de mi canil se cierra desde el pasillo. Este, a su vez está cerrado por una puerta de hierro, de las comunes puertas de calle, que da a un estrecho pasaje que lleva a una escalera de madera. La escalera tiene ocho peldaños y es sumamente empinada. Desemboca en un placard, cuyo piso de quita y pon cubre el acceso y dificulta cualquier control somero. Dos tubos de plástico negro de unos dos centímetros de diámetro conectan con el exterior y permiten la aireación mediante un extractor eléctrico cuyo funcionamiento depende de mis captores. Yo padezco la terrible desventura de pensar que puede dejar de funcionar y aumenta mi congoja de sentirme ahogado en este nicho donde el aire húmedo y enrarecido aumenta el asma que quebranta mi fuerza física.¡Oh, Dios, no me castigues muriendo ahogado, asfixiado, desesperado...!
CUANDO NO HAY DIAS NI NOCHES
Estoy confundido y quiero ordenar mis ideas. No sé de noches ni de días. Las horas no están marcadas por reloj. Me son dichas por mis “piadosos” carceleros encapuchados y por Radio Rivadavia, que ellos sintonizan y me hacen escuchar mientras me vigilan. Aquí, en este maldito subterráneo, en esta odiosa ratonera, los hombres me privan de percibir el día por el sol, por la luz, por el volar de los pájaros, por el cielo diáfano y celeste que nos llena de esperanza; de la noche, por la oscuridad, por la luna, por el titilar de las estrellas que nos hablan el lenguaje de lejanas galaxias.
El tiempo, en su inexorable derrotero, transcurre suave y feliz precisamente cuando oscuras nubes no ensombrecen nuestras vidas. Pero hoy, prisionero, sin entender la razón de mi cautiverio, el tiempo sólo sirve para dimensionar un tiempo transcurrido y un futuro cada vez más cerca de mi muerte o de mi liberación…¡Oh Dios! ¿Podré un día encandilar mis ojos con la luz del sol y palpitar mi corazón agitadamente junto a mi amada esposa, hijos y demás queridos?
Me han dado un lápiz y borradores y ya he confeccionado mi propio calendario.
Mis carceleros me han brindado entrevistas para hablarme de política. Por supuesto, de política revolucionaria empapada de Mao Tse Tung, Regis Debray, Giap, Ho Chi Minh, Guevara y demás. Les he expresado que mi formación es eminentemente técnica y no siento vocación y prácticamente me fastidia la política. Para prepararme me han entregado la bibliografía correspondiente y persisto en mi obstinación de mi poco apego a tales estudios e insisto en que deseo libros de matemáticas, física o química. Afortunadamente me hacen llegar libros de matemáticas y el estudio pone su aporte de terapia laboral a mi largo cautiverio.
Este vivir sin querer vivir, este transcurrir del tiempo sin ser dueño de él me hace volcar a diario a profundas meditaciones. Ellas me reencuentran con Dios, en quien deposito mi esperanza, de quien guardo infinita fe y me someto sumiso al destino que me dé y al recuerdo permanente de mis seres queridos, que vivirán una pesada cadena de dolor por esta separación e incertidumbre de mi destino.
EL RECUERDO DE UN LIBRO
Las marañas en este largo tiempo que dispongo traen a mi memoria un libro que leí hace más de 20 años. Se trata del libro titulado,”Mis prisiones”, de Silvio Pellico.
En él, el autor compone una autobiografía en que cuenta su prisión por causas políticas, allá por el año 1820. Estaba segregado en una celda pero disponía de carceleros sin capuchas, que ya en el primer día se ofrecen a comprarle vino y se horrorizan al saber que Pellico no bebe, por cuanto entonces, según ellos, se le hará insoportable la soledad de la prisión. Son carceleros que en sus caras, en sus mejillas, traducen alguna consideración por los que sufren.
Pero el autor de Mis prisiones relata que en la soledad y el silencio de su celda se reconforta con su devoción a Dios y el recuerdo de los seres queridos que añora. Muy pronto, una Biblia le permitirá deambular en profundas meditaciones y muy pronto también se acerca a las rejas de su celda un niño, hijo de ladrones, que vive y crece al amparo de la cárcel donde su padre purga una pena. Pellico le arroja un pan, y advierte que el niño es sordomudo. El pequeño agradece con cariñosos gestos y así a diario se entabla una mutua comunicación por señas y muestras de gratitud del niño, que arrastra sus signo de desgracia en su sordera, en su mudez y el origen envilecido de un padre ruin.
La falta de distancia, la visión del día y de la noche, la mirada de piedad y consolación, la comunicación interior y exterior, la mirada a cara descubierta de los carceleros, el cruce de miradas amigas de otros presos con igual destino, con un médico viejo pero de amplio sentido humano, que brinda la autobiografía de Silvio Pellico, es un sustento que falta en esta “moderna y justiciera cárcel del pueblo”.
NO ES UN MEDICO: ES UN VERDUGO
Muy pronto, y como consecuencia de la estación primaveral que finaliza la temperatura va aumentando. Llegan las horas en que el aire se va enrareciendo. Hay en mi “canil” un gran porcentaje de humedad, y mi crónica afección asmática se ve recrudecida. Son solícitos en prodigarme asistencia médica. Un galeno con capucha viene, me ausculta y realiza una prolija revisación, le indico con sumo detalle otras dolencias físicas que me atormentan en el cautiverio: constantes dolores de cabeza, ardor estomacal producto de frecuente acidez, continuos deseos de orinar y un insomnio cruel que lacera mis quebrantados nervios. No veo la cara del médico, sus ,manos son de un hombre joven, de voz pausada y suave. Su examen, su presencia, constituyen una comunicación con el mundo exterior que llena mi espíritu de esperanzas, quizás inútiles, pero son peldaños de ilusiones, por cuanto un médico, un discípulo de galeno, un hombre que juró por Hipócrates, es un hombre con una formación, con una concepción humana que lo hace respetar al hombre, amarlo, cuidarlo, mejorarlo y aún ayudarlo a morir con esperanzas.
Esta concepción es una expresión acunada en mi fe en el hombre, en el hombre hecho a manera y semejanza de Dios. Pero no todos los hombres han recibido la luz de sus buenos maestros.
Con el médico estuve parlanchín y referí fluidamente mis dolencias. Estas persisten y por ello me parece propicio pedir que nuevamente un médico me atienda de mis problemas de salud.
Quiero la presencia del médico porque quizás pueda hablar con él de tal manera que además de mis males físicos pueda confiarle los dolores que oprimen mi espíritu. Quizás el pueda comprenderme y constituya el madero que en el naufragio llega con su sostén providencial. Si, medito y hablo conmigo mismo para repetirme: el médico me habrá de comprender y tendré por él la posibilidad de llevar a mi familia una comunicación un tanto directa y providencial, portadora de un hálito de fe y esperanza, en esa carrera de desventura que viven los míos. Despliego el envase de cartón de uno de los medicamentos y en su parte interior escribo mi mensaje de desesperado extraviado:” Por favor, doctor, hable a Buenos Aires, al número ... y diga que estoy bien... “.
El médico de acuerdo con mi pedido viene nuevamente. La revisación es prolija. Mi relación de mis malestares es sumamente esclarecedora pero reiterativa. El médico observa, escucha, ausculta, toma nota y me aporta su cuota de tranquilidad, expresándome que las nuevas medicaciones habrán de superar los pesares que sufro. En un instante en que el carcelero no observa, discretamente llevo a la mano del doctor mi mensaje y en mis ojos imploro que acepte ese compromiso de solidaridad con un ser humano quebrantado por un injusto cautiverio. La capucha asiente afirmativamente. Pero en ese asentimiento pude ver sus ojos, y nació en mi de inmediato el firme convencimiento de que la capucha es solo estuche de un hombre que está técnicamente preparado para ejercer la medicina, pero carente de sentido de piedad. Más bien es un hombre con cualidad de verdugo. Sí, éste es indudablemente el hombre nacido para manejar el hacha que secciona una cabeza en el cadalso, donde cae brusca, sanguinolenta. Donde un torso y extremidades dan estertores convulsivos al ser tocados por una súbita muerte. Al ver sus ojos he visto la malicia calculadora del sádico, que siendo médico sólo tiene el alma carnicera del verdugo. La negra tela de la capucha que trasunta la mejilla desencarnada de la muerte me espera paciente. En una espera que procura lenta para gozar de mi impotencia y de mi desesperanza, pero se nutre en su ansia fatídica, en que su cautelosa acechanza no será vana. El médico se fue con mi esperanza y mi duda. Amargo sabor de hiel el de esos ojos glaucos y fríos que vi en el orificio de la capucha, ojos de aves voraces que gozan de que la carroña de mi cuerpo sea devorada en amarga espera.
La esperanza se desvanece como letras escritas en la arena...
UN DIALOGO TERRIBLE
Después del mensaje frustrado que intentara cursar con el médico, hay una velada obstinación en observarme. Trabajo en mantener limpia y ordenada mi ratonera y estudiar diariamente matemáticas en el texto que me trajeron, además de papel borrador y lápiz. Esto constituye mi evasión y me posibilita la redacción de estos apuntes que hasta hoy he podido esconder de mis trabajos.
Mi certidumbre se afianza con la visita de un encapuchado que me dice: “Mayor, no se desespere y no trate de quebrantar su prisión. En la cárcel del pueblo Ud. permanece porque el Ejército al que usted pertenece, lo ha abandonado”.
“No estoy abandonado”, le respondo, “estoy acompañado por la fe infinita de Dios y por el amor de mis seres queridos, amigos y mi Ejército, que no me abandonará jamás, porque en él se forjó mi carácter, porque él perfeccionó mi intelecto y porque en él aprendí muy joven a aceptar y saber esperar a la muerte con templanza”.
“Usted, mayor, tiene una evidente inestabilidad emocional, y habiéndolo abandonado su Ejército, Ud. puede lograr su libertad.”
“¿ Lograr mi libertad a cambio de qué?”
“Mayor, Ud. es especialista en armas y explosivos. Acepte Ud. trabajar como asesor para las fábricas de nuestra organización y será libre”
“ Por ese precio, no...Sólo la muerte, que sabe a la pureza del fruto no corrompido. Morir, pero por ideales que están al amparo de símbolos que nos conmueven el espíritu con la visión de una nación altiva. Ricas pampas, ríos caudalosos, mocetones que sienten la Patria por la pureza de sus corazones libres y que ignoran cánticos foráneos y estrellas imperialistas de cinco puntas teñidas de rojo.¡ Oh, muerte apetecida, te espero fiel a mi Patria y a mi Ejército!”
“Larrabure, Ud. tiene un desequilibrio emocional que no le permite apreciar exactamente su situación. Piense y hablaremos...”
“ ¡ Sí, hablaremos para que cada vez que se consolide más mi fe y mi fidelidad!”
“ Hablaremos, Larrabure....”
CIGARRILLOS IMPORTADOS
Quedo acalorado, nerviosos, tembloroso, y me arrojo en mi camastro, enardecido. Cuento los pasos de los peldaños de la escalera mientras por la reja mi guardia encapuchado sigue atento a mi actitud, busca la respuesta del diálogo en mi soledad. Tendido de cara al techo miro los ladrillos huecos de cerámica y arcilla cocida. Qué destino impío el tuyo, naciste para techo tibio de un hogar y hoy vives como pared estrecha de celda. Estás enlazado a viguetas de hierro y cemento, cuarenta centímetros me aíslan de la superficie. Arcillas quebradizas, frágiles, el tubo de luz fluorescente con sus cables conductores me pueden posibilitar electrizar la puerta de hierro o la reja de mi celda, pero todo esto es una esperanza, porque siempre están los ojos vigilantes del guardia que me mira silencioso en su capucha.
Hijo mal parido sería trocar este mísero encierro por una libertad física, mientras mi alma se envilece con el fango de estos miserable. Mi capacidad técnica la posibilitó mi Patria para ponerme al servicio de una sociedad, la sociedad argentina. Que no obstante sus imperfecciones ha dado siempre muestras de igualdad de posibilidades, es una sociedad abierta.
Esos, mis encapuchados, se han prestado a una revolución con el desenfreno de la juventud, con cánticos de Marx, de Mao, de Giap, el Che Guevara, Ho Chi Minh y Truong-Chnik en “la resistencia Vietnamita vencerá”. Están en la revolución. Entraron ayer, hoy son sus prisioneros y seguirán, porque hay que seguir como el río que no se detiene, es estar en el deleite de horas de zozobras y de luchas. Mientras me cuidan, fuman, y las volutas del humo de sus cigarrillos importados huelen a burgués y me ahogan en la estrechez de mi pocilga. El asma altera mis nervios y mis sentidos están atentos a que el extractor de aire no me traicione. El humo de los Camel me hace mucho mal. Humedad, humo, y creo sentir croar de ranas, ranitas verdes que podrán mirar las estrellas de un cielo inconmensurable. A diario, motores de automóviles ponen una nota acústica a mi vida. Son mis carceleros, que, atados al desvarío de sus pasiones, son prisioneros de ignorados duendes, integrantes de una organización, en su interior han palpado sus impudicias, el desborde de poder de sus jefes, el cambio de rutas que marcaban los objetivos de su lucha, el nacimiento de una burocracia en su estamento que la torna tan impúdica como la burocracia que era motivo de sus luchas.
Pero ya están en el E.R.P., están en un torbellino, y como las aguas buscan un desnivel, éstos “revolucionarios” ruedan y llega un instante que no saben por qué y para qué, pero ruedan. No sería justo objetar la alimentación. Mis carceleros me alimentan bien. Creo que ellos piensan: “barriga llena, corazón contento”. Cuán distante esta mi pensamiento en prodigar alimentación a mi cuerpo para que como una vela no se extinga por falta de estearina. ¡Sin embargo, mi salud decrece, siento altibajos emocionales, insomnio, inapetencia, indisposiciones estomacales y una aguda cistitis. Mi pequeña celda con su inodoro portátil que me retiran a diario, la estrechez, la impotencia y esos ojos de capucha que me vigilan tras la reja crispan mis nervios.
“QUIERO MORIR DE PIE”
“Hago gimnasia moviendo mis brazos y piernas en flexiones interminables, pues quiero fatigarme. La fatiga me prodigará el sueño. A pesar de ello no puedo dormir y debo recurrir al carcelero para que me facilite un barbitúrico. Me entregan un Valium de 5 miligramos. Solamente con la ayuda de esta droga logro conciliar algunas horas de descanso con un sueño profundo y relajado.
En este mi retiro obligado medito que es necesario disponer de una profunda vida interior para sobreponerse a la desventura del cautiverio, de la soledad, de la angustia por el recuerdo de seres queridos sin llegar al extravío, a la enajenación. Busco fuerzas en mi espíritu azotado para superarme, para no quebrantarme, para no claudicar, para morir con Dios, que estos pervertidos sin fe apostrofan, pero también tengo lucidez para comprender que en algunos momentos los zumbidos que castigan mi cabeza me sumen en un estado de inconciencia y siento voces hablar de personas muy caras a mi corazón.
Calladamente rezo pidiendo a Dios que no me abandone en una locura humillante. Quiero morir como el quebracho que no entrega su figura de árbol rudo sin exigir el esfuerzo del hachero en prolongadas transpiraciones. Quiero morir como el quebracho, que al caer hace un ruido que es un alarido que estremece la tranquilidad del monte. Quiero morir de pie, invocando a Dios en mi familia, a la Patria en mi Ejército, a mi pueblo no contaminado con ideas empapadas en la disociación y en la sangre. ¡Oh, Dios misericordioso, te pido humildemente me concedas esta gracia! ¡Dad a mi espíritu tu protección generosa para que mi vida cese como la serena llama de una vela que se extingue!.
En mi calendario, donde marco los días tan amargos de mi cautiverio, hoy tiene para mí una significación muy especial. Me siento convulsionado, angustiado, una profunda pena oprime mi pecho. Me siento sumamente tensionado, nervioso. Mi mente se agita y parece percibir no sé que conjunto de sensaciones extrasensoriales y me invade una desesperante intención de gritar, de llorar, de patear el tabique de mi celda, mientras los ojos vigilantes del joven de capucha siguen inquisidores mi movimiento nervioso en la estrechez de mi ratonera. Por la noche, de cuya llegada me entero por la hora oficial de Radio Rivadavia, ya que en esta cárcel subterránea la vida pasa sin día ni noche, sólo hay la luz de un mísero y precario tubo fluorescente, mis nervios no me permiten conciliar el sueño. En mi perseverante meditación he comprendido que el estado de paroxismo es producido por un hecho irreversible. Siento la laxitud de haber captado un mensaje de despedida de un ser muy querido. Quizá mi esposa, mi madre, mis hijos, mis hermanos. El desasosiego de mi incomunicación me lleva a una gran agitación, pero estoy seguro, convencido plenamente que un hecho luctuoso abate el seno de mi familia.
¡ Es una prueba más de Dios, y yo la acepto!. Que negra noche cae sobre mi dolor y mi impotencia...
NAVIDAD Y AÑO NUEVO
Las fiestas navideñas son fiestas de hogar, donde la familia cristiana se reune para memorar el nacimiento de Jesús en el humilde pesebre de Belen. Esas reuniones de familia con ecos de agradables villancicos constituyen un bagaje muy caro a la recordación de un cautivo caído en la crueldad de una estrecha mazmorra. Melancólicos recuerdos, lágrimas y una espera sin esperanza, mientras los ojos de avecilla negra que me observan están ausentes de todo calor de cánticos navideños. ¿ Hijos de quien son estos seres? ¿Observan alguna tradición?.
Son subversivos sin familia y sin fe. Su tradición es la sangre, su símbolo no la estrella de Belen sino la horrenda estrella roja de cinco puntas.
Pero Navidad pasa con una profunda pena en mi corazón y muy pronto el año nuevo, 1975, será quizás el año de mi desenlace. La despedida del año y el escuchar en la noche el ruido de cohetes me atormenta y me sume en una profunda depresión. Pienso en los míos, a quienes la llegada del año nuevo constituye la apertura de un nuevo año y un nuevo sendero sin esperanzas.
Estas dos fechas marcan etapas muy dolorosas y siento una depresión que me obnubila. Mi insomnio persiste y comprendo que mi estado emocional sufre alteraciones que se acrecientan. Creo en algunas oportunidades que pierdo el sentido y me sumerjo en una somnolencia que verdaderamente es un estado de verdadera inconciencia. Escucho gritos, voces y sirenas.
Este estado anímico tan especial pienso, es producto de un lento envenenamiento a que me someten mis captores. Son frecuentes mis trastornos estomacales: creo que ya estoy al borde del abismo.
El 4 de enero sorpresivamente sentí voces de mi hija, y salí en su búsqueda, y me encontré con tres hombres y una mujer joven que hablaban en una habitación. Les ví sus caras y la contracción de sus mejillas, su palidez ante el peligro que supone la presencia inusitada de un hombre cautivo que los encuentra desarmados. Lamentablemente mi estado de alucinación y mi salud quebrantada no me ayudan en la gresca que se origina. Pude pegar, rompí un vidrio, pero fui desvanecido por mis siniestros carceleros y cuando desperté me encontré maniatado de pies y manos en mi camastro. Así permanecí durante tres días en que con más severa vigilancia se me desataba para alimentarme y para usar mi inodoro portátil. Maniatado, dolorido por los golpes recibidos, me sentí afiebrado. Me brindan asistencia médica y luego de ese ...
El relato se interrumpe en este punto. Poco después Larrabure sería torturado y asesinado.
Fuente: Revista Gente , Año 12 Nro. 612 – 14 de abril de 1977.
viernes, 6 de abril de 2018
LOS ENEMIGOS PÚBLICOS..."Cuando el leñador entra en el bosque con el hacha en el hombro, los árboles dicen "Pensar que el mango es de los nuestros"...."POLICÍA DE SANTA FE...GENDARMES Y CIVILES COMPONÍAN UNA BANDA NARCOCRIMINAL..."
DE NUESTRO BLOGS: www.combatealnarco-salam.blogspot.com.ar
LO QUE TE DECIMOS SIEMPRE: EL NARCOTRAFICO PAGA CON LA MUERTE...ÉXTASIS Y MUERTES...NO TE MATA UNA FIESTA, TE MATA LA DROGA QUE CONSUMÍS...POR CIELO, MAR Y TIERRA CON CARGAS MORTALES DE DROGA LOS NARCOCRIMINALES PERFORAN IMPUNEMENTE CIELO, COSTAS Y FRONTERAS DE ARGENTINA, sin ningún temor penetran y traen la muerte en drogas sobre suelo argentino...Esto que quizás te importe poco pero es lo que mata a tus hijos, a tu familia, a vos. Preocupate y denuncia, podes hacerlo anonimamente o quedaras ATRAPADO SIN RETORNO...LA MUERTE LENTA QUE TE OFRECE EL NARCOTRAFICO...El infierno de la droga, eso es lo que te ofrecen los narcotraficantes, los enemigos públicos, los destructores de familias...Nosotros decimos y advertimos: EL NARCOTRAFICO Y LA TRATA EXISTEN PORQUE VOS CONSUMÍS.....LA TRATA DE PERSONAS...LA VIOLENCIA DE GÉNERO, LOS NARCOTRAFICANTES...EL SICARIATO...EL TERRORISMO, SON LOS MERCADERES DE LA MUERTE, son los destructores de familias, son los asesinos de tus hijos...quintosextoquinto15@hotmail.com .....0342-155116381 o 08002221717 (VICTIMAS CONTRA LA VIOLENCIA) o 08004443583 (Ministerio de Seguridad de Santa Fe : trafico y venta de drogas, armas, etc) o al Ministerio de Seguridad de la Nación 08005555065 (drogas - tratas - sugerencias - reclamos - ), 145 (TRATA DE PERSONAS A NIVEL NACIONAL), 4619923 (TRATA DE PERSONAS , SANTA FE), deja tu denuncia anónima, tus críticas y todo lo que quieras...¡¡NO!! al narco y a la trata...Contactanos..AGREGAMOS:""EL POLICÍA QUE SE UNE AL NARCO Y SUS SICARIOS, DE INMEDIATO SE CONVIERTE EN ASESINO DE POLICÍAS"...Salam Job para Miguel.
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04/04/2018...Revelan cómo operó la narcobanda administrada por un agente policial de Santa Fe
La Justicia apunta al tráfico de cocaína proveniente de Bolivia y marihuana de Paraguay. El inicio de la pesquisa se produjo con cuatro procedimientos por drogas ocurridos en Santo Tomé, Salta, Formosa y Misiones.
Un policía de la provincia de Santa Fe, dos gendarmes y tres civiles, entre ellos un "arbolito" del microcentro santafesino, fue el resultado de los 21 allanamientos ordenados por la Justicia federal que desde las 4 de este miércoles se concentraron, mayormente, en la ciudad de Santa Fe y Santo Tomé, en el marco de una causa que destapó a una megabanda de narcotraficantes que trasladaban estupefacientes desde Paraguay y Bolivia y la distribuían por suelo santafesino.
Los procedimientos tuvieron lugar en un taller mecánico, una gomería, un hotel, una escribanía y una multiplicidad de domicilios particulares que fueron allanados por Gendarmería Nacional en conjunto con agentes de la Policía de Investigaciones (PDI) tras la orden dictada por el juez federal Nº 2, Francisco Miño.
El destape de la organización se produjo tras una pesquisa judicial encabezada por el fiscal federal Nº 2, Walter Rodríguez, quien desde 2016 detectó una serie de similitudes en las personas involucradas en cuatro secuestros de drogas llevados a cabo en Santo Tomé, Formosa, Salta y Misiones.
La organización desbaratada estaba dividida en distintas jerarquías, indicaron las fuentes. Un agente policial, en conjunto con un civil, están acusados de financiar la compra de grandes cargamentos de marihuana en Paraguay y cocaína en Bolivia. Estos eran trasladados por otros miembros de la banda hacia un taller de Santo Tomé y luego eran distribuidos a vendedores barriales de la región.
Los detenidos en los 21 allanamientos fueron identificados como: Edgardo Oscar "Cabezón" B., Emanuel Maximiliano "Enano" G., Carlos Alberto "Tincho" F., Damián Omar S., Santiago Armando A. y Carlos Alberto M..
Uno de los allanamientos llevados a cabo esta mañana sobre calle San Juan de Santa Fe
UNO
Los seis serán indagados mañana ante el juez federal Miño y el propio fiscal Rodríguez.
Cuatro procedimientos bajo la lupa
La pesquisa tuvo su origen en un procedimiento llevado a cabo el 12 de diciembre de 2015 en la ruta nacional 11, en jurisdicción de Clorinda, Formosa. Allí fueron detenidos, en un Mercedez Benz B200, con 32 kilos de cocaína, Javier Maximiliano Domínguez –agente de la Policía de Santa Fe, en ese entonces– y César Andrés Castagnino, ambos con destino a la ciudad de Santa Fe. Los dos fueron condenados recientemente en septiembre de 2017, en el Tribunal Oral Federal de Formosa, a penas de siete y cuatro años de prisión efectiva por transporte de estupefacientes.
De ese procedimiento surgió el dato de que Castagnino era el cuñado de E.O.B., quien para ese entonces era un desconocido en la Justicia federal de Santa Fe, pero con el correr de los meses comenzó a ser investigado.
Es que el 8 de julio del 2016, el secuestro de 561 kilos de marihuana en la zona rural de Apóstoles, en la provincia de Misiones, comenzó a cerrar un vínculo de personas involucradas con la presunta organización.
En aquel procedimiento demoraron a tres personas que circulaban delante de la Ford Ranger que transportaba los más de quinientos kilos de marihuana y que logró evadir un control policial. Delante de esa camioneta iban a bordo de un Susuki Fun rojo –que se presume oficiaban como "barredores" del cargamento frustrado– Edgardo Oscar B., junto con otras dos personas. Los tres quedaron detenidos por personal de Gendarmería que intervino en esa ocasión, pero ante la falta de pruebas para vincularlos con el cargamento, quedaron en libertad.
Aquel Susuki Fun fue el que permitió establecer que uno de los ocupantes era un tal L. Da Silva, quien paradójicamente había cruzado a Paraguay por el puerto fronterizo El Dorado, al igual que Emanuel Maximiliano "Enano" G. –hoy detenido. El cruce de ambos había sido dos días antes del episodio sucedido en la zona rural de Apóstoles y con una mínima diferencia horaria.
El entrecruzamiento de datos no solo fue en la zona mesopotámica sino que también apuntó a la detención de Ramón "Flaco" Correa, un misionero que fue arrestado el 13 de diciembre de 2017 en la ruta provincial Nº 5 de la provincia de Salta, con 4,140 kilos de cocaína cuando iba a bordo de una Chevrolet S-10 gris y tenía como destino Santa Fe.
Por aquel procedimiento, los investigadores detectaron que unos días antes, el 13 de noviembre de 2017, E.O.B. y Correa habían estado juntos en una escribanía de calle 1º de Mayo en Santa Fe, con el fin de tramitar que E.O.B. pueda circular en la Chevrolet S-10 que terminó secuestrada en Salta días después.
Por último, los trabajos de investigación sumaron nuevos datos el pasado 17 de marzo, en un allanamiento llevado a cabo en un domicilio ubicado en la ruta nacional 19 –en el kilómetro 2– de Santo Tomé, donde se secuestró un kilo de marihuana y más de 700 gramos de cocaína.
Allí, los investigadores lograron establecer que los estupefacientes secuestrados fueron aportados por la sindicada organización liderada por E.O.B. y E.M.G., a quien ciertos vendedores barriales los señalaron como el hijastro de Luis Paz, el papá de Martín "Fantasma" Paz quien fuera asesinado en 2012 en la ciudad de Rosario y vinculado al clan de Los Monos.
Dólares al por mayor
De los apresados esta mañana durante los allanamientos, se registra la detención de un cambista ("arbolito") que ofrecía dinero extranjero en la zona de San Martín y Tucumán, en pleno microcentro santafesino.
En este sentido, los pesquisas sostuvieron que el "arbolito" del centro de la ciudad, "Tincho" , fue quien facilitó dólares estadounidenses por fuera del circuito legal a E.O.B. para que este financie la compra de estupefacientes en el exterior.
En uno de los registros de las escuchas –el 1 de febrero de 2018– se advirtió que E.O.B. necesitaba cambiar 130.000 pesos y por ello se comunicó con el "arbolito" para ir a su domicilio.
En otra escucha, E.O.B. solicitó la compra de "500", monto por el cual los pesquisas creen que se cambiaron 500.000 pesos argentinos por dólares. En efecto, los investigadores indicaron que el cambista fue quien facilitó la moneda imprescindible para la compra de estupefacientes.
Los miembros de la fuerza
La investigación detectó, además, que la practicidad y logística de la sindicada organización pudo ser beneficiada por el encubrimiento de dos gendarmes: Sosa y Alejo, ambos apuntados como quienes filtraron información a E.O.B. sobre los seguimientos que hizo la Justicia en la presente causa sobre su accionar narco.
Fue por esa razón que, en la mañana de este miércoles, el fiscal Rodríguez ordenó su detención por el trato frecuente entre los agentes de la fuerza federal y el propio E.O.B.
4 de Abril de 2018 | 6:59 hs.
Allanamientos vinculados en Santa Fe, Santo Tomé, Rosario y Buenos Aires
Desde las primeras horas de la mañana de hoy, se llevan a cabo al menos una veintena de allanamientos en distintos puntos de la ciudad de Santa Fe y el área metropolitana.
Los procedimientos se llevan a cabo en Santa Fe, Santo Tomé, Rosario y Buenos Aires, por disposición del Juzgado Federal Nº 2 a cargo del Dr. Miño, secretaría Penal a cargo del Dr. Tripiccio, ambos de Santa Fe.
Uno de los operativos de hoy se lleva a cabo en Bº San Lorenzo, en Juan Díaz de Solís al 1200.
Siete personas fueron detenidas en las últimas horas en 21 allanamientos realizados por Gendarmería y la Policía de Investigaciones en Santa Fe y Buenos Aires. El sospechoso detenido en Rosario está vinculado a un hombre muy conocido en el ambiente policial y judicial: Luis Paz.
Emanuel Maximiliano G. fue detenido este miércoles en Maipú al 1700, en la zona céntrica de Rosario. Según la causa que tiene la Fiscalía Federal Nº 2 de Santa Fe, cuyo titular es Walter Rodríguez, sería uno de los cabecillas –junto a los gendarmes y el policía– de la banda investigada por venta de drogas. Es, además, el hijo de una de las últimas parejas de Luis Paz, padre de Martín “Fantasma” Paz, quien fue asesinado en septiembre de 2012. Ese crimen desencadenó medidas de la Justicia provincial que terminaron en el juicio oral y público a la presunta organización conocida como Los Monos.
En el mismo juicio a Los Monos hubo declaraciones testimoniales –entre ellas la de Ariel Máximo “Guille” Cantero– que aseguraron que Paz vende droga y que planeó el crimen de Claudio Ariel “Pájaro” Cantero. No obstante, de esta investigación federal no se desprende –hasta el momento– que el padre del Fantasma tenga algún grado de participación en la comercialización de estupefacientes.
La organización que investiga la Justicia federal de Santa Fe se sospecha que es “numerosa” y que vendía estupefacientes en la capital provincial y en alrededores. Los allanamientos, de hecho, se hicieron en la ciudad de Santa Fe (10); Santo Tomé (7); San José del Rincón (1); Sauce Viejo (1); Aldo Bonzi, Buenos Aires (1); y Rosario (1).
En los operativos de ayer, se detuvo además a los agentes: Damián S., alias “Perro”, sargento de Gendarmería; Santiago A., cabo de la fuerza federal; y Edgardo Oscar B., sargento de la Policía de Santa Fe. Hace poco tiempo el “Perro” fue trasladado a General Acha, La Pampa, para prestar servicio. Luego, pidió licencia por supuestos problemas de salud.
Con información de Rosario3.com
La Justicia apunta al tráfico de cocaína proveniente de Bolivia y marihuana de Paraguay. El inicio de la pesquisa se produjo con cuatro procedimientos por drogas ocurridos en Santo Tomé, Salta, Formosa y Misiones.
Un policía de la provincia de Santa Fe, dos gendarmes y tres civiles, entre ellos un "arbolito" del microcentro santafesino, fue el resultado de los 21 allanamientos ordenados por la Justicia federal que desde las 4 de este miércoles se concentraron, mayormente, en la ciudad de Santa Fe y Santo Tomé, en el marco de una causa que destapó a una megabanda de narcotraficantes que trasladaban estupefacientes desde Paraguay y Bolivia y la distribuían por suelo santafesino.
Los procedimientos tuvieron lugar en un taller mecánico, una gomería, un hotel, una escribanía y una multiplicidad de domicilios particulares que fueron allanados por Gendarmería Nacional en conjunto con agentes de la Policía de Investigaciones (PDI) tras la orden dictada por el juez federal Nº 2, Francisco Miño.
El destape de la organización se produjo tras una pesquisa judicial encabezada por el fiscal federal Nº 2, Walter Rodríguez, quien desde 2016 detectó una serie de similitudes en las personas involucradas en cuatro secuestros de drogas llevados a cabo en Santo Tomé, Formosa, Salta y Misiones.
La organización desbaratada estaba dividida en distintas jerarquías, indicaron las fuentes. Un agente policial, en conjunto con un civil, están acusados de financiar la compra de grandes cargamentos de marihuana en Paraguay y cocaína en Bolivia. Estos eran trasladados por otros miembros de la banda hacia un taller de Santo Tomé y luego eran distribuidos a vendedores barriales de la región.
Los detenidos en los 21 allanamientos fueron identificados como: Edgardo Oscar "Cabezón" B., Emanuel Maximiliano "Enano" G., Carlos Alberto "Tincho" F., Damián Omar S., Santiago Armando A. y Carlos Alberto M..
Uno de los allanamientos llevados a cabo esta mañana sobre calle San Juan de Santa Fe
UNO
Los seis serán indagados mañana ante el juez federal Miño y el propio fiscal Rodríguez.
Cuatro procedimientos bajo la lupa
La pesquisa tuvo su origen en un procedimiento llevado a cabo el 12 de diciembre de 2015 en la ruta nacional 11, en jurisdicción de Clorinda, Formosa. Allí fueron detenidos, en un Mercedez Benz B200, con 32 kilos de cocaína, Javier Maximiliano Domínguez –agente de la Policía de Santa Fe, en ese entonces– y César Andrés Castagnino, ambos con destino a la ciudad de Santa Fe. Los dos fueron condenados recientemente en septiembre de 2017, en el Tribunal Oral Federal de Formosa, a penas de siete y cuatro años de prisión efectiva por transporte de estupefacientes.
De ese procedimiento surgió el dato de que Castagnino era el cuñado de E.O.B., quien para ese entonces era un desconocido en la Justicia federal de Santa Fe, pero con el correr de los meses comenzó a ser investigado.
Es que el 8 de julio del 2016, el secuestro de 561 kilos de marihuana en la zona rural de Apóstoles, en la provincia de Misiones, comenzó a cerrar un vínculo de personas involucradas con la presunta organización.
En aquel procedimiento demoraron a tres personas que circulaban delante de la Ford Ranger que transportaba los más de quinientos kilos de marihuana y que logró evadir un control policial. Delante de esa camioneta iban a bordo de un Susuki Fun rojo –que se presume oficiaban como "barredores" del cargamento frustrado– Edgardo Oscar B., junto con otras dos personas. Los tres quedaron detenidos por personal de Gendarmería que intervino en esa ocasión, pero ante la falta de pruebas para vincularlos con el cargamento, quedaron en libertad.
Aquel Susuki Fun fue el que permitió establecer que uno de los ocupantes era un tal L. Da Silva, quien paradójicamente había cruzado a Paraguay por el puerto fronterizo El Dorado, al igual que Emanuel Maximiliano "Enano" G. –hoy detenido. El cruce de ambos había sido dos días antes del episodio sucedido en la zona rural de Apóstoles y con una mínima diferencia horaria.
El entrecruzamiento de datos no solo fue en la zona mesopotámica sino que también apuntó a la detención de Ramón "Flaco" Correa, un misionero que fue arrestado el 13 de diciembre de 2017 en la ruta provincial Nº 5 de la provincia de Salta, con 4,140 kilos de cocaína cuando iba a bordo de una Chevrolet S-10 gris y tenía como destino Santa Fe.
Por aquel procedimiento, los investigadores detectaron que unos días antes, el 13 de noviembre de 2017, E.O.B. y Correa habían estado juntos en una escribanía de calle 1º de Mayo en Santa Fe, con el fin de tramitar que E.O.B. pueda circular en la Chevrolet S-10 que terminó secuestrada en Salta días después.
Por último, los trabajos de investigación sumaron nuevos datos el pasado 17 de marzo, en un allanamiento llevado a cabo en un domicilio ubicado en la ruta nacional 19 –en el kilómetro 2– de Santo Tomé, donde se secuestró un kilo de marihuana y más de 700 gramos de cocaína.
Allí, los investigadores lograron establecer que los estupefacientes secuestrados fueron aportados por la sindicada organización liderada por E.O.B. y E.M.G., a quien ciertos vendedores barriales los señalaron como el hijastro de Luis Paz, el papá de Martín "Fantasma" Paz quien fuera asesinado en 2012 en la ciudad de Rosario y vinculado al clan de Los Monos.
Dólares al por mayor
De los apresados esta mañana durante los allanamientos, se registra la detención de un cambista ("arbolito") que ofrecía dinero extranjero en la zona de San Martín y Tucumán, en pleno microcentro santafesino.
En este sentido, los pesquisas sostuvieron que el "arbolito" del centro de la ciudad, "Tincho" , fue quien facilitó dólares estadounidenses por fuera del circuito legal a E.O.B. para que este financie la compra de estupefacientes en el exterior.
En uno de los registros de las escuchas –el 1 de febrero de 2018– se advirtió que E.O.B. necesitaba cambiar 130.000 pesos y por ello se comunicó con el "arbolito" para ir a su domicilio.
En otra escucha, E.O.B. solicitó la compra de "500", monto por el cual los pesquisas creen que se cambiaron 500.000 pesos argentinos por dólares. En efecto, los investigadores indicaron que el cambista fue quien facilitó la moneda imprescindible para la compra de estupefacientes.
Los miembros de la fuerza
La investigación detectó, además, que la practicidad y logística de la sindicada organización pudo ser beneficiada por el encubrimiento de dos gendarmes: Sosa y Alejo, ambos apuntados como quienes filtraron información a E.O.B. sobre los seguimientos que hizo la Justicia en la presente causa sobre su accionar narco.
Fue por esa razón que, en la mañana de este miércoles, el fiscal Rodríguez ordenó su detención por el trato frecuente entre los agentes de la fuerza federal y el propio E.O.B.
FUENTE: UNO SANTA FE...por IGNACIO MENDOZA..
Allanamientos vinculados en Santa Fe, Santo Tomé, Rosario y Buenos Aires
Desde las primeras horas de la mañana de hoy, se llevan a cabo al menos una veintena de allanamientos en distintos puntos de la ciudad de Santa Fe y el área metropolitana.
Los procedimientos se llevan a cabo en Santa Fe, Santo Tomé, Rosario y Buenos Aires, por disposición del Juzgado Federal Nº 2 a cargo del Dr. Miño, secretaría Penal a cargo del Dr. Tripiccio, ambos de Santa Fe.
Uno de los operativos de hoy se lleva a cabo en Bº San Lorenzo, en Juan Díaz de Solís al 1200.
Siete personas fueron detenidas en las últimas horas en 21 allanamientos realizados por Gendarmería y la Policía de Investigaciones en Santa Fe y Buenos Aires. El sospechoso detenido en Rosario está vinculado a un hombre muy conocido en el ambiente policial y judicial: Luis Paz.
Emanuel Maximiliano G. fue detenido este miércoles en Maipú al 1700, en la zona céntrica de Rosario. Según la causa que tiene la Fiscalía Federal Nº 2 de Santa Fe, cuyo titular es Walter Rodríguez, sería uno de los cabecillas –junto a los gendarmes y el policía– de la banda investigada por venta de drogas. Es, además, el hijo de una de las últimas parejas de Luis Paz, padre de Martín “Fantasma” Paz, quien fue asesinado en septiembre de 2012. Ese crimen desencadenó medidas de la Justicia provincial que terminaron en el juicio oral y público a la presunta organización conocida como Los Monos.
En el mismo juicio a Los Monos hubo declaraciones testimoniales –entre ellas la de Ariel Máximo “Guille” Cantero– que aseguraron que Paz vende droga y que planeó el crimen de Claudio Ariel “Pájaro” Cantero. No obstante, de esta investigación federal no se desprende –hasta el momento– que el padre del Fantasma tenga algún grado de participación en la comercialización de estupefacientes.
La organización que investiga la Justicia federal de Santa Fe se sospecha que es “numerosa” y que vendía estupefacientes en la capital provincial y en alrededores. Los allanamientos, de hecho, se hicieron en la ciudad de Santa Fe (10); Santo Tomé (7); San José del Rincón (1); Sauce Viejo (1); Aldo Bonzi, Buenos Aires (1); y Rosario (1).
En los operativos de ayer, se detuvo además a los agentes: Damián S., alias “Perro”, sargento de Gendarmería; Santiago A., cabo de la fuerza federal; y Edgardo Oscar B., sargento de la Policía de Santa Fe. Hace poco tiempo el “Perro” fue trasladado a General Acha, La Pampa, para prestar servicio. Luego, pidió licencia por supuestos problemas de salud.
Con información de Rosario3.com
"LOS ENEMIGOS PÚBLICOS"..."LOS NARCOCRIMINALES Y "LAS RATAS"...MIRA....
Viernes 06 de Abril de 2018
¿Las ratas se comieron la marihuana que había sido incautada?
Así lo dijeron los policías a cargo del cargamento que sufrió un faltante de 540 kilos de droga.
La policía incautó un importante cargamento de marihuana, en total 6.000 kilos, que fueron puestos a resguardo en un depósito judicial ubicado de la ciudad de Pilar. Lo asombroso fue que, a partir de una denuncia de Asuntos Internos, se detectó que en lugar había 5.460 kilos, es decir, que faltaban 540 kilos.
La situación disparó una investigación del juez Adrián González Charvay, quien ordenó que Gendarmería Nacional allanara el galpón y detectó el faltante. Lo curioso es que los policías a cargo de la custodia del lugar argumentaron, para sorpresa de los investigadores, que las ratas se habían comido la droga.
El comisario Julio César Torres, responsable de garantizar la seguridad del depósito, y sus tres subalternos, coincidieron en que habían sido los roedores que, según su relato, hay en gran cantidad en la zona, los que habían ingerido la marihuana. Las pericias realizadas en el galón echaron por tierra la versión de los policías.
Por ese motivo, el Ministerio de Seguridad llevó a cabo un sumario administrativo e imputó a los tres comisarios por la irregularidad en la guarda de la evidencia decomisada, pero no separó de sus funciones a los efectivos "a la espera de una resolución judicial que definiera su situación procesal".
miércoles, 21 de marzo de 2018
"SANTA FE, CAPITAL"...NARCOTRAFICO...CRÍMENES...ROBOS...INSEGURIDAD SIN FIN Y UN MINISTERIO DE SEGURIDAD QUE EN VEZ DE JUNTAR, DESPARRAMA...
DE NUESTRO BLOGS: www.miguel-policía.blogspot.com.ar
Decimos que el ministerio de seguridad de Santa Fe, en vez de juntar desparrama ya que esta a la vista la creciente inseguridad que asola en este caso a la Capital de Santa Fe. Si bien debemos decir que el Ministro de Seguridad Pullaro equipó a la policía con tecnología de punta y móviles nuevos, algunos inteligentes, en la parte operativa no muestra un planeamiento acorde con los acontecimientos de inseguridad que se producen diariamente y a toda hora, ejemplo de ello es la inconcebible distribución del personal que nadie entiende ya que es como el dicho de la frazada corta "me tapo la cabeza y me destapo los pies", "saco gente de un barrio y lo mando a otro cuando los dos mantienen una importante inseguridad" . Ejemplo "Barrio Barranquitas, la policía que cubría el corazón del barrio fue levantada y enviada a otros barrios ", otro ejemplo es el helicóptero que sobrevuela en horas nocturnas sin ningún sentido ya que lo hace raudamente y a una altura que no produce o da seguridad alguna cuando en realidad rendiría sus frutos estando presente en apoyo del personal que actúa en algunos allanamientos u operativos". "gran cantidad de policías que cubrían servicio en la Policía Comunitaria fueron desafectados y muchos de ellos enviados a la URII Rosario integrando otras policías, los que quedaron en Santa Fe, Capital, también son afectados a otras policías y hoy se encuentran caminando por avenidas y zonas céntricas" y si bien la policía comunitaria se mantiene, lo hace con un muy reducido personal. Sabemos que lo que quiere hacer el ministro de seguridad es que la gente VEA TODO EL TIEMPO a la policía en la calle, pero decimos que esta NO ES LA FORMA, y solo dimos algunos pocos ejemplos de los errores que comete el ministerio de seguridad con el llamado OPERATIVO CAPITAL. Miguel...
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Miércoles 21 de Marzo de 2018
Asesinaron a una joven con un balazo en la cabeza en barrio Barranquitas
Sucedió a la medianoche cuando caminaba por la esquina de pasaje público y Pedro Zenteno. La víctima, que falleció en el Cullen durante la madrugada de miércoles, fue identificada como Melani Antonella Mansilla.
por Juan Trento / jtrento@uno.com.ar
En la madrugada de este miércoles falleció en el shockroom del hospital Cullen, Melani Antonela Mansilla de 20 años, quien fue impactada con un balazo en la cabeza antes de la medianoche en un hecho sucedido en inmediaciones de la esquina que forman las calles Pedro Zenteno y pasaje público en el barrio Barranquitas de la capital santafesina.
Denuncia
Este miércoles, apenas pasada la medianoche, los vecinos que viven en inmediaciones de la esquina de pasaje público y calle Pedro Zenteno en el barrio Barranquitas, denunciaron a la central de emergencias 911, sobre un tiroteo entre delincuentes que dejo como saldo una mujer herida en la cabeza.
Inmediatamente, llegaron al lugar oficiales y suboficiales de Orden Público y de Cuerpos, que preservaron la zona en el que fue consumado el ataque, mientras simultáneamente la joven herida, Melani Antonella Mansilla de 20 años, era llevada al hospital Cullen. Una vez que la víctima arribó al hospital, fue recibida por los médicos de la Emergentología que constataron que presentaba un balazo en la cabeza, cuya herida le produjo la muerte pasadas las dos de la mañana.
Tiroteo
Policías de la UR 1° La Capital dialogaron con los familiares directos de la víctima, los que dijeron que ella volvió de asistir a clases, luego salió de la vivienda con una amiga del barrio, y cuando llegaron a la esquina de pasaje público y Pedro Zenteno, se desató un tiroteo entre delincuentes conocido de la zona, y fue impactada con un balazo en la cabeza. La novedad fue informada a los pesquisas de Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI), y mientras los agentes del área Científica realizaron los peritajes criminalísticos de rigor en la escena del crimen.
Necropsia
Informaron la novedad sobre la ocurrencia del crimen a las Jefaturas de la Unidad Regional 1° La Capital y de la Policía de Investigaciones (PDI), y éstos hicieron lo propio con el fiscal en turno de la Unidad Especial de Homcidios del Ministerio Público de la Acusación, que ordenaron que el cadáver de la víctima sea llevado a la morgue judicial para la realización de la necropsia.
Asesinaron a una joven con un balazo en la cabeza en barrio Barranquitas
Sucedió a la medianoche cuando caminaba por la esquina de pasaje público y Pedro Zenteno. La víctima, que falleció en el Cullen durante la madrugada de miércoles, fue identificada como Melani Antonella Mansilla.
por Juan Trento / jtrento@uno.com.ar
En la madrugada de este miércoles falleció en el shockroom del hospital Cullen, Melani Antonela Mansilla de 20 años, quien fue impactada con un balazo en la cabeza antes de la medianoche en un hecho sucedido en inmediaciones de la esquina que forman las calles Pedro Zenteno y pasaje público en el barrio Barranquitas de la capital santafesina.
Denuncia
Este miércoles, apenas pasada la medianoche, los vecinos que viven en inmediaciones de la esquina de pasaje público y calle Pedro Zenteno en el barrio Barranquitas, denunciaron a la central de emergencias 911, sobre un tiroteo entre delincuentes que dejo como saldo una mujer herida en la cabeza.
Inmediatamente, llegaron al lugar oficiales y suboficiales de Orden Público y de Cuerpos, que preservaron la zona en el que fue consumado el ataque, mientras simultáneamente la joven herida, Melani Antonella Mansilla de 20 años, era llevada al hospital Cullen. Una vez que la víctima arribó al hospital, fue recibida por los médicos de la Emergentología que constataron que presentaba un balazo en la cabeza, cuya herida le produjo la muerte pasadas las dos de la mañana.
Tiroteo
Policías de la UR 1° La Capital dialogaron con los familiares directos de la víctima, los que dijeron que ella volvió de asistir a clases, luego salió de la vivienda con una amiga del barrio, y cuando llegaron a la esquina de pasaje público y Pedro Zenteno, se desató un tiroteo entre delincuentes conocido de la zona, y fue impactada con un balazo en la cabeza. La novedad fue informada a los pesquisas de Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI), y mientras los agentes del área Científica realizaron los peritajes criminalísticos de rigor en la escena del crimen.
Necropsia
Informaron la novedad sobre la ocurrencia del crimen a las Jefaturas de la Unidad Regional 1° La Capital y de la Policía de Investigaciones (PDI), y éstos hicieron lo propio con el fiscal en turno de la Unidad Especial de Homcidios del Ministerio Público de la Acusación, que ordenaron que el cadáver de la víctima sea llevado a la morgue judicial para la realización de la necropsia.
miércoles, 7 de marzo de 2018
EL NARCOTRAFICO PAGA CON LA MUERTE: EL NARCOCRIMINAL Daniel “El Tuerto” Mendoza SE ENCUETRA ACTUALMENTE PRÓFUGO DE LA JUSTICIA FEDERAL. LOS JUECES LE DIERON SALIDAS TRANSITORIAS Y NUNCA REGRESÓ.
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EL NARCOCRIMINAL Daniel “El Tuerto” Mendoza SE ENCUETRA ACTUALMENTE PRÓFUGO DE LA JUSTICIA FEDERAL. LOS JUECES LE DIERON SALIDAS TRANSITORIAS Y NUNCA REGRESÓ... se escapó..se burlo de una justicia federal endeble, permisiva, estúpida, que no piensa un segundo en la gente que debe soportar que estos criminales estén en las calles con licencia para asesinar, ya sea con armas o con drogas. Ahora, estos jueces imbéciles ordenan la captura nacional e internacional de este narcocriminal que estaba condenado desde el 2015 a seis años y seis meses de prisión. La salida transitoria y la fuga se produjo en el 2017. Miguel...
EL NARCOCRIMINAL Daniel “El Tuerto” Mendoza SE ENCUETRA ACTUALMENTE PRÓFUGO DE LA JUSTICIA FEDERAL. LOS JUECES LE DIERON SALIDAS TRANSITORIAS Y NUNCA REGRESÓ... se escapó..se burlo de una justicia federal endeble, permisiva, estúpida, que no piensa un segundo en la gente que debe soportar que estos criminales estén en las calles con licencia para asesinar, ya sea con armas o con drogas. Ahora, estos jueces imbéciles ordenan la captura nacional e internacional de este narcocriminal que estaba condenado desde el 2015 a seis años y seis meses de prisión. La salida transitoria y la fuga se produjo en el 2017. Miguel...
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Está prófugo el condenado en la causa de Tognoli
Fue sentenciado en 2015 a seis años y seis meses de prisión por narcotráfico en el juicio que envió a la cárcel al exjefe de Policía. En 2017 salió con una transitoria del penal y nunca regresó.
7 marzo, 2018
Mendoza está prófugo desde el año pasado. Foto UNO
Daniel “El Tuerto” Mendoza, condenado a seis años y seis meses de prisión efectiva por haber fabricado y comercializado estupefacientes desde una vivienda de Colastiné Norte y por haber amenazado a la titular de la ONG Madres Solidarias, Norma Castaño, se encuentra prófugo de la Justicia federal desde el año pasado.
El curioso y llamativo dato salió a la luz días atrás luego de que los jueces camaristas, María Ivón Vella, José María Escobar Cello y Luciano Homero Lauría del Tribunal Oral Federal de Santa Fe, declaren la rebeldía tras no volver al penal de Coronda donde se encontraba alojado tras su condena dictada en 2015.
La declaración de rebeldía fue mediante la resolución 09/2018, emitida el pasado 14 de febrero en el edificio de Primera Junta y San Jerónimo. En la misma, se da cuenta que el “Tuerto” no regresó al establecimiento penitenciario y por ello se ordenó su captura nacional e internacional.
Beneficiado
La salida de Mendoza se produjo el 9 de septiembre del 2017 y fue tras obtener el beneficio de la salida transitoria. Dicha salida había sido otorgada por 50 horas por lo que debió regresar el 11 de ese mes, a las 9, pero nunca llegó a la puerta del penal. Se escapó.
Desde ese entonces, el condenado se encuentra evadido de la ley por lo que las autoridades del TOF de Santa Fe declararon su rebeldía.
Fuentes allegadas a la causa indicaron a este diario que a Mendoza le faltaban cuatro meses meses para poder salir bajo la medida de libertad condicional, pero un presunto deterioro en su salud fue el causante para que el narco tome la decisión de no retornar al penal.
Una megacausa
El “Tuerto” Mendoza fue sentenciado el 27 de octubre del 2015 por los jueces Vella, Escobar Cello y Lauría en el marco del juicio oral y público que lo llevó al banquillo de los acusados no solo a él sino también al exjefe de Policía de la provincia, Hugo Tognoli; el exsubjefe de Inteligencia de la ex-Drogas Peligrosas, José Luis Baella; el agente Mauricio Otaduy y el civil Fernando Torres, detenido por transporte de estupefacientes.
Todos, menos Otaduy, fueron condenados a distintas penas. Sobre Mendoza recayó haber tenido participación en el hallazgo de la cocina de cocaína en una vivienda de Colastiné Norte, donde fueron secuestrados 15 kilos de drogas y precursores químicos.
Además, pesa sobre el “Tuerto” haber sido quien amenazó a la titular de la ONG Madres Solidarias, Norma Castaño, en su vivienda particular. Aquella amenaza fue grabada en un video y difundida por internet para presionarla, sostuvo la acusación, para que retire la denuncia contra Tognoli por amparar a Mendoza y no investigarlo.
Para el tribunal que emitió sentencia en ese entonces, Tognoli ayudó a Mendoza a eludir las pesquisas judiciales iniciadas en el Ministerio Público de Santa Fe entre el 3 de marzo del 2011 y el 25 de agosto de ese mismo año.
Los jueces dieron por acreditado que el exjefe de Policía de la provincia, conocía la actividad ilícita que tenía desplegada Mendoza en su vivienda de calle Los Jazmines y Las Encinas, de Colastiné Norte.
Conexión con el “Beto”
De la “causa Tognoli”, se desprende también la condena que acordó el exbailantero, Raúl “Beto” Basimiani, en noviembre del 2015, quien según la pesquisa estableció estrechos lazos con el propio Mendoza. Paradójicamente, Basimiani fue detenido en la casaquinta donde residía el Tuerto, en Colastiné Norte.
Para la Justicia, Mendoza fue quien proveyó la red de kioscos de droga que tenía el “Beto” desplegados por Aristóbulo del Valle al 5500 y 5100 –”El Tatengue” y “El Puente”– y en Mitre al 7900.
Es que las investigaciones detectaron que tanto Mendoza y Basimiani se encontraban dentro de la misma organización que elaboraba estupefacientes en la casaquinta de Los Jazmines y Las Encinas y luego distribuía la droga a dichos negocios.
Un mes después de haber culminado el juicio que condenó a Mendoza, Basimiani acordó una pena de seis años de prisión efectiva por venta de estupefacientes y purga una condena en el penal de la ciudad de Coronda.
FUENTEUNO
Está prófugo el condenado en la causa de Tognoli
Fue sentenciado en 2015 a seis años y seis meses de prisión por narcotráfico en el juicio que envió a la cárcel al exjefe de Policía. En 2017 salió con una transitoria del penal y nunca regresó.
7 marzo, 2018
Mendoza está prófugo desde el año pasado. Foto UNO
Daniel “El Tuerto” Mendoza, condenado a seis años y seis meses de prisión efectiva por haber fabricado y comercializado estupefacientes desde una vivienda de Colastiné Norte y por haber amenazado a la titular de la ONG Madres Solidarias, Norma Castaño, se encuentra prófugo de la Justicia federal desde el año pasado.
El curioso y llamativo dato salió a la luz días atrás luego de que los jueces camaristas, María Ivón Vella, José María Escobar Cello y Luciano Homero Lauría del Tribunal Oral Federal de Santa Fe, declaren la rebeldía tras no volver al penal de Coronda donde se encontraba alojado tras su condena dictada en 2015.
La declaración de rebeldía fue mediante la resolución 09/2018, emitida el pasado 14 de febrero en el edificio de Primera Junta y San Jerónimo. En la misma, se da cuenta que el “Tuerto” no regresó al establecimiento penitenciario y por ello se ordenó su captura nacional e internacional.
Beneficiado
La salida de Mendoza se produjo el 9 de septiembre del 2017 y fue tras obtener el beneficio de la salida transitoria. Dicha salida había sido otorgada por 50 horas por lo que debió regresar el 11 de ese mes, a las 9, pero nunca llegó a la puerta del penal. Se escapó.
Desde ese entonces, el condenado se encuentra evadido de la ley por lo que las autoridades del TOF de Santa Fe declararon su rebeldía.
Fuentes allegadas a la causa indicaron a este diario que a Mendoza le faltaban cuatro meses meses para poder salir bajo la medida de libertad condicional, pero un presunto deterioro en su salud fue el causante para que el narco tome la decisión de no retornar al penal.
Una megacausa
El “Tuerto” Mendoza fue sentenciado el 27 de octubre del 2015 por los jueces Vella, Escobar Cello y Lauría en el marco del juicio oral y público que lo llevó al banquillo de los acusados no solo a él sino también al exjefe de Policía de la provincia, Hugo Tognoli; el exsubjefe de Inteligencia de la ex-Drogas Peligrosas, José Luis Baella; el agente Mauricio Otaduy y el civil Fernando Torres, detenido por transporte de estupefacientes.
Todos, menos Otaduy, fueron condenados a distintas penas. Sobre Mendoza recayó haber tenido participación en el hallazgo de la cocina de cocaína en una vivienda de Colastiné Norte, donde fueron secuestrados 15 kilos de drogas y precursores químicos.
Además, pesa sobre el “Tuerto” haber sido quien amenazó a la titular de la ONG Madres Solidarias, Norma Castaño, en su vivienda particular. Aquella amenaza fue grabada en un video y difundida por internet para presionarla, sostuvo la acusación, para que retire la denuncia contra Tognoli por amparar a Mendoza y no investigarlo.
Para el tribunal que emitió sentencia en ese entonces, Tognoli ayudó a Mendoza a eludir las pesquisas judiciales iniciadas en el Ministerio Público de Santa Fe entre el 3 de marzo del 2011 y el 25 de agosto de ese mismo año.
Los jueces dieron por acreditado que el exjefe de Policía de la provincia, conocía la actividad ilícita que tenía desplegada Mendoza en su vivienda de calle Los Jazmines y Las Encinas, de Colastiné Norte.
Conexión con el “Beto”
De la “causa Tognoli”, se desprende también la condena que acordó el exbailantero, Raúl “Beto” Basimiani, en noviembre del 2015, quien según la pesquisa estableció estrechos lazos con el propio Mendoza. Paradójicamente, Basimiani fue detenido en la casaquinta donde residía el Tuerto, en Colastiné Norte.
Para la Justicia, Mendoza fue quien proveyó la red de kioscos de droga que tenía el “Beto” desplegados por Aristóbulo del Valle al 5500 y 5100 –”El Tatengue” y “El Puente”– y en Mitre al 7900.
Es que las investigaciones detectaron que tanto Mendoza y Basimiani se encontraban dentro de la misma organización que elaboraba estupefacientes en la casaquinta de Los Jazmines y Las Encinas y luego distribuía la droga a dichos negocios.
Un mes después de haber culminado el juicio que condenó a Mendoza, Basimiani acordó una pena de seis años de prisión efectiva por venta de estupefacientes y purga una condena en el penal de la ciudad de Coronda.
FUENTEUNO
martes, 20 de febrero de 2018
"NO MATARAS"...NO AL ABORTO..."BASTA DE CARNICEROS Y CARNICERAS DE NIÑOS INOCENTES"...NO AL CRIMEN SILENCIOSO...
PIDE PERDÓN A DIOS, EL DA Y EL QUITA. EL TE DEJÓ VIVIR PARA QUE DIERAS VIDA Y NO PARA QUE ASESINARAS...
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Bernard Nathanson: Cuando la "Mano de Dios" alcanzó al "Rey del aborto"
¿Qué puede llevar a un poderoso y reconocido médico abortista a convertirse en un fuerte defensor de la vida y abrazar las enseñanzas de Jesucristo?
¿Pudo más el peso de su conciencia por la muerte de 60 mil no nacidos o quizás las muchas oraciones de todos aquellos que rogaron incansablemente por su conversión?
Según Bernard Nathanson, el popular "rey del aborto", su conversión al catolicismo resultaría inconcebible sin las plegarias que muchas personas elevaron a Dios pidiendo por él. "Estoy totalmente convencido de que sus oraciones fueron escuchadas por Él", indicó emocionado Nathanson el día en que el Arzobispo de Nueva York, el fallecido Cardenal O´Connor, lo bautizó".
Hijo de un prestigioso médico judío especializado en ginecología, el Dr. Joey Nathanson, a quien el ambiente escéptico y liberal de la universidad hizo abdicar de su fe, Nathanson creció en un hogar sin fe y sin amor, donde imperaba demasiada malicia, conflictos y odio.
Profesional y personalmente Bernard Nathanson siguió durante buena parte de su vida los pasos de su padre. Estudió medicina en la Universidad de McGill (Montreal), y en 1945 se enamoró de Ruth, una joven y guapa judía con quienes hicieron planes de matrimonio. La joven, sin embargo, quedó embarazada y cuando Bernard le escribió a su padre para consultarle la posibilidad de contraer matrimonio, éste le envió cinco billetes de 100 dólares junto con la recomendación de que eligiese entre abortar o ir a los Estados Unidos para casarse, poniendo en riesgo su brillante carrera como médico que le esperaba.
Bernard puso su carrera por delante y convenció a Ruth de que abortase. No la acompañó a la intervención abortiva y Ruth volvió sola a casa, en un taxi, con una fuerte hemorragia, estando a punto de perder la vida. Al recuperarse -casi milagrosamente- ambos terminaron su relación. "Ese fue el primero de mis 75.000 encuentros con el aborto, me sirvió de excursión iniciadora al satánico mundo del aborto", confesó el Dr. Nathanson.
Luego de graduarse, Bernard inició su residencia en un hospital judío. Después pasó al Hospital de Mujeres de Nueva York donde sufrió personalmente la violencia del antisemitismo, y entró en contacto con el mundo del aborto clandestino. Para entonces ya había contraído matrimonio con una joven judía, tan superficial como él, según confesaría, con la cual permaneció unido cerca de cuatro años y medio. En esas circunstancias Nathanson conoció Larry Lader, un médico a quien sólo le obsesionaba la idea de conseguir que la ley permitiese el aborto libre y barato. Para ello fundó, en 1969, la "Liga de Acción Nacional por el Derecho al Aborto", una asociación que intentaba culpabilizar a la Iglesia de cada muerte que se producía en los abortos clandestinos.
Pero fue en 1971 cuando Nathanson se involucró directamente en la práctica de abortos. Las primeras clínicas abortistas de Nueva York comenzaban a explotar el negocio de la muerte programada, y en muchos casos su personal carecía de licencia del Estado o de garantías mínimas de seguridad. Tal fue el caso de la dirigida por el Dr. Harvey. Las autoridades estaban a punto de cerrar esta clínica cuando alguien sugirió que Nathanson podría ocuparse de su dirección y funcionamiento. Se daba la paradoja increíble de que, mientras estuvo al frente de aquella clínica, en aquel lugar existía también un servicio de ginecología y obstetricia: es decir, se atendían partos normales al mismo tiempo que se practicaban abortos.
Por otra parte, Nathanson desarrollaba una intensa actividad, dictando conferencias, celebrando encuentros con políticos y gobernantes de todo el país, presionándoles para lograr que fuese ampliada la ley del aborto.
"Estaba muy ocupado. Apenas veía a mi familia. Tenía un hijo de pocos años y una mujer, pero casi nunca estaba en casa. Lamento amargamente esos años, aunque sólo sea porque he fracasado en ver a mi hijo crecer. También era un paria en la profesión médica. Se me conocía como el rey del aborto", afirmó.
Durante ese periódo, Nathanson realizó más de 60.000 abortos, pero a finales de 1972, agotado, dimitió de su cargo en la clínica.
"He abortado a los hijos no nacidos de amigos, colegas, conocidos e incluso profesores. Llegué incluso a abortar a mi propio hijo", lloró amargamente el médico, quien explicó que a la mitad de la década de los sesenta "dejó encinta a una mujer que lo quería mucho. (.) Ella quería seguir adelante con el embarazo pero él se negó. Puesto que yo era uno de los expertos en el tema, yo mismo realizaría el aborto, le expliqué. Y así lo hice", precisó.
Sin embargo, a partir de ese suceso las cosas empezaron a cambiar. Dejó la clínica abortista y pasó a ser jefe de obstetricia del Hospital de St. Luke´s. La nueva tecnología, el ultrasonido, hacía su aparición en el ámbito médico. El día en que Nathanson pudo observar el corazón del feto en los monitores electrónicos, comenzó a plantearse por vez primera "qué era lo que estábamos haciendo verdaderamente en la clínica".
Decidió reconocer su error. En la revista médica The New England Journal of Medicine, escribió un artículo sobre su experiencia con los ultrasonidos, reconociendo que en el feto existía vida humana. Incluía declaraciones como la siguiente: "el aborto debe verse como la interrupción de un proceso que de otro modo habría producido un ciudadano del mundo. Negar esta realidad es el más craso tipo de evasión moral".
Aquel artículo provocó una fuerte reacción. Nathanson y su familia recibieron incluso amenazas de muerte, pero la evidencia de que no podía continuar practicando abortos se impuso. Había llegado a la conclusión de que no había nunca razón alguna para abortar: el aborto es un crimen.
Poco tiempo después, un nuevo experimento con los ultrasonidos sirvió de material para un documental que llenó de admiración y horror al mundo. Se titulaba "El grito silencioso", y sucedió en 1984 cuando Nathanson le pidió a un amigo suyo -que practicaba quince o quizás veinte abortos al día- que colocase un aparato de ultrasonidos sobre la madre, grabando la intervención.
"Lo hizo -explica Nathanso- y, cuando vio las cintas conmigo, quedó tan afectado que ya nunca más volvió a realizar un aborto. Las cintas eran asombrosas, aunque no de muy buena calidad. Seleccioné la mejor y empecé a proyectarla en mis encuentros provida por todo el país".
Regreso del hijo pródigo
Nathanson había abandonado su antigua profesión de "carnicero humano" pero aún quedaba pendiente el camino de vuelta a Dios. Una primera ayuda le vino de su admirado profesor universitario, el psiquiatra Karl Stern. "Transmitía una serenidad y una seguridad indefinibles. Entonces yo no sabía que en 1943, tras largos años de meditación, lectura y estudio, se había convertido al catolicismo. Stern poseía un secreto que yo había buscado durante toda mi vida: el secreto de la paz de Cristo".
El movimiento provida le había proporcionado el primer testimonio vivo de la fe y el amor de Dios. En 1989 asistió a una acción de Operación Rescate en los alrededores de una clínica. El ambiente de los que allí se manifestaban pacíficamente en favor de la vida de los aún no nacidos le había conmovido: estaban serenos, contentos, cantaban, rezaban. Los mismos medios de comunicación que cubrían el suceso y los policías que vigilaban, estaban asombrados de la actitud de esas personas. Nathanson quedó afectado "y, por primera vez en toda mi vida de adulto empecé a considerar seriamente la noción de Dios, un Dios que había permitido que anduviera por todos los proverbiales circuitos del infierno, para enseñarme el camino de la redención y la misericordia a través de su gracia".
"Durante diez años, pasé por un periodo de transición. Sentí que el peso de mis abortos se hacía más gravoso y persistente pues me despertaba cada día a las cuatro o cinco de la mañana, mirando a la oscuridad y esperando (pero sin rezar todavía) que se encendiera un mensaje declarándome inocente frente a un jurado invisible", señala Nathanson.
Pronto, el médico acaba leyendo "Las Confesiones", de San Agustín, libro que calificó como "alimento de primera necesidad", convirtiéndose en su libro más leído ya que San Agustín "hablaba del modo más completo de mi tormento existencial; pero yo no tenía una Santa Mónica que me enseñara el camino y estaba acosado por una negra desesperación que no remitía".
En esa situación no faltó la tentación del suicidio, pero, por fortuna, decidió buscar una solución distinta. Los remedios intentados fallaban: alcohol, tranquilizantes, libros de autoestima, consejeros, hasta llegar incluso al psicoanálisis, donde permaneció por cuatro años.
El espíritu que animaba aquella manifestación provida enderezó su búsqueda. Empezó a conversar periódicamente con el Padre John McCloskey; no le resultaba fácil creer, pero lo contrario, permanecer en el agnosticismo, llevaba al abismo. Progresivamente se descubría a sí mismo acompañado de alguien a quien importaban cada uno de los segundos de su existencia. "Ya no estoy solo. Mi destino ha sido dar vueltas por el mundo a la búsqueda de ese Uno sin el cual estoy condenado, pero al que ahora me agarro desesperadamente, intentando no soltarme del borde de su manto".
Finalmente, el 9 de diciembre de 1996, a las 7.30 de un lunes, solemnidad de la Inmaculada Concepción, en la cripta de la Catedral de S. Patricio de Nueva York, el Dr. Nathanson se convertía en hijo de Dios. Entraba a formar parte del Cuerpo Místico de Cristo, su Iglesia. El Cardenal John O´Connor le administró los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía.
Un testigo expresa así ese momento: "Esta semana experimenté con una evidencia poderosa y fresca que el Salvador que nació hace 2.000 años en un establo continúa transformando el mundo. El pasado lunes fui invitado a un Bautismo. (...) Observé como Nathanson caminaba hacia el altar. ¡Qué momento! Al igual que en el primer siglo... un judío converso caminando en las catacumbas para encontrar a Cristo. Y su madrina era Joan Andrews. Las ironías abundan. Joan es una de las más sobresalientes y conocidas defensoras del movimiento provida... La escena me quemaba por dentro, porque justo encima del Cardenal O´Connor había una Cruz. Miré hacia la Cruz y me di cuenta de nuevo que lo que el Evangelio enseña es la verdad: la victoria está en Cristo".
Las palabras de Bernard Nathanson al final de la ceremonia, fueron escuetas y directas. "No puedo decir lo agradecido que estoy ni la deuda tan impagable que tengo con todos aquellos que han rezado por mí durante todos los años en los que me proclamaba públicamente ateo. Han rezado tozuda y amorosamente por mí. Estoy totalmente convencido de que sus oraciones han sido escuchadas. Lograron lágrimas para mis ojos".
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